Es una pena que el entorno fluvial de A Freixa en Ponteareas, en la temporada de verano sólo tenga algún voluntario de Protección Civil en el mes de agosto, y no desde mediados de junio a mediados de septiembre, y que la estructura que conforma la playa artificial no tenga un acabado un poco más "xeitoso" que un tosco murete de hormigón y barandillas medio oxidadas. Debería haber carteles advirtiendo que los usuarios no llevasen perros sueltos, no dejasen sembrado de colillas y b asura, los niños no orinasen en el agua, ni apresaran jugando con un ganapán los diminutos alevines, que en el futuro deberían llegar a ser ejemplares grandes y no morir asfixiados dentro de un cubo al sol. Y claro está, una mayor vigilancia de la autoridad, para que esas normas esenciales se cumpliesen.
