Cartas al director

Existe solución al paro ¿quién lo duda?

Dice S. Pablo en la 2º Carta a los Tesalonicenses que "el que no trabaja que no coma, porque nos hemos enterado de que hay algunos entre vosotros muy ocupados en no hacer nada".
Sería un despropósito pensar que esta expresión sirva para la actual situación de tantos y tantos que hoy no trabajan, pues Dios no pide nunca imposibles a nadie. En aquel tiempo, aquellos "algunos" no querían trabajar; así que, lógico, "el que no trabaja que no coma". Ahora no son unos pocos sino unos muchos que lanzan día a día un ensordecedor grito silencioso contra quienes persistentemente les arrebatan el trabajo, al cual según la todopoderosa Constitución tienen derecho. ¡Qué hermosas son las frases de los políticos! No digo de todos, pero sí de un muy nutrido puñado, que caben en una mano de Dios... y también del Diablo.
Creo que a nadie cabe duda -tan reducida es nuestra cabeza- que la solución, sin pasar incluso por la Constitución (tan inútil ella, a lo que se ve ¿o no?) existe. Esto lo saben políticos, banqueros, inventores, empresarios, funcionarios, herreros, zapateros... viejos, jóvenes y niños y también las doncellas. Pienso sinceramente que la cosa está en toda mente. Es que los de las soluciones están muy ocupados en no hacer nada. Como ejemplo curioso, "aunque no venga al caso" existe un invento que llaman robot, que, perfeccionado hasta el infinito, en un tiempo de solo unos centímetros de cantidad, que en su momento (el momento de todos) limpiará la vivienda "del padre del bicho" -del que lo adopte-, atenderá ancianos, hará la comida y hasta la masticará. La función más maravillosa será la de dar una patada en el c... a todo empleado que se atreva a ocupar su territorio. Nadie piense -si quiere- que estoy en contra de los inventos; pero sí contra el de robar el trabajo al que ¿todos tenemos derecho?