Cartas al director

sobre ciclistas y normas de circulación

Arranque de la calle Concejo, 18 horas. Circulando correctamente en bicicleta, un taxista (prefiero no indicar ni su matrícula ni su número de licencia) me adelanta dejando entre medias unos escasos 40-50 centímetros. En el siguiente semáforo, Juan XXIII, le recrimino (educadamente) su acción, a lo que contesta con lindezas tales como "tú no puedes ir por ahí", y " lo que tienes que hacer es ir por la acera".
Es triste tener que recordarlo, pero:
- Los ciclistas son, a todos los efectos, vehículos en marcha, y por tanto, sometidos al vigente Código de Circulación. Por ello, tienen prohibida la circulación por aceras.
- Para adelantar a un ciclista es obligado dejar una distancia, como mínimo, de 1,50 metros. Si esto no es posible, no se puede adelantar. La razón de esta norma es dejar, en caso de caída accidental del ciclista en el momento del adelantamiento, una distancia de seguridad mínima que impida que en su caída sea arrollado por el coche.
- En carretera se puede pisar la línea continua para respetar dicho margen, siempre que las circunstancias del tráfico lo permitan. Si ello no es posible, no se puede adelantar.
- No respetar esa distancia está considerado como falta grave, al mismo nivel que saltarse un stop o un semáforo en rojo, y está penado con la pérdida de 4 puntos del carnet de conducir, y sanción de 400,00 euros.
Gracias por permitir expresar mi rabia, pero es que el desconocimiento de las normas de circulación es absoluto y generalizado, incluso entre los profesionales del volante. Y creo que para reflejar este mensaje no son necesarias más muertes, como por desgracia hemos visto últimamente. 
Finalizar recordando que, en un accidente con un ciclista, y con independencia de quién sea el culpable, es el ciclista el que se lleva la peor parte: desde huesos rotos, hasta dejarse la vida sobre el asfalto. Gracias.