Cartas al director

FILOSOFAndo

 Ayer viendo la tele, nos dejó sorprendidos, acomplejados, asustados, con pánico de cuanto está ocurriendo en todos los generalizados países americanos. le tocó -y ojalá  fuera el último-, a nuestro México querido... cuyo verdadero alcance general aún no se sabe, pero supuesto que súper catastrófico, espeluznante. ¿Hasta cuándo? Se dice que sólo Dios lo sabe. Obsérvese que cada día, en cada ocasión, tales fenómenos son de mayor contundencia arrasadora, en aumento ¿Culpables? Quizás podamos ser todos, con los gases que se dejan desprender en la atmósfera de los que internacionalmente ni todos los países decidieron tomar las debidas medidas de restricciones. El envenenamiento con productos químicos, la maleza con que dejamos llenar el mar, las explotaciones petroleras, deshielo de los témpanos que provocan cambios en el mar, haciendo cambiar los bancos de pesca. TY así, ampliando detalles, queda mucho por decir. ¿Qué está pasando?
¿Acaso estamos en pleno cambio cícliclo? Nada de extrañar. En este pequeño planeta hay pruebas suficientes, incluso en el interior de España las minas de salinas, o las planicies castellanas, imaginarlas en fondo de playas o base de mar. En nuestro país, en las vertientes de montañas y cerros, se pueden observar descendientes regatos -hace tiempo sin manantial- poblados de canto rodado, y no hay duda de que hubo volcanes o llámase... y se fue renovando durante millones de años. Sabemos que el mar está subiendo en mínima escala, y vulgarmente no reparamos en ello ni de sus consecuencias, así como de la escasez de agua de la que en este país era tan abundante. y de la que aún podemos lamentar.
Claro que nosotros no lo veremos, y los millones de generaciones que nos sustituyan, se conformarán con lo que encuentre, para vivir luchando por mejorar su existencia lo mejor que puedan, en su corta visita y sin duda van a mantener mundialmente, las luchas por el poder, afán de dominio. Tales transformaciones, de este pequeño universo en este planeta tendrá que llevar su curso para que los frondosos bosques de los que estamos orgullosos, azotados por el noroeste con viento, frío y sequías, queden como hoy vemos en alguna parte, esquilmados, ni siquiera para pastoreo, o cubiertos de hielo. Y todo lo debemos considerar, como Ley de vida. Una de mis opiniones.