Cartas al director

Veinte años atrás

 Hace veinte años el 1 de julio de 1997, todos los españoles de bien nos despertábamos con una feliz noticia, José Antonio Ortega Lara, era liberado por la Guardia Civil de su cautiverio, había estado secuestrado por la banda criminal y terrorista ETA 534 días, en un zulo inhumano, en condiciones infrahumanas. Todos brindábamos y saltábamos hoy de alegría por su liberación, que era nuestra y la liberación de todos.
José Antonio estaba entregado, a todos nos sobrecogían esas imágenes que vimos en todas las portadas de los telediarios, en los que caminaba del coche hacia la puerta de su bloque, cogido de su esposa y seres queridos.
La alegría nos iba a durar muy poco, solo nueve días ya que el 9 de julio, esta banda de criminales y asesino secuestraba al concejal del Partido Popular de Ermua, Miguel Ángel Blanco Garrido. Me atrevo a decir veinte años después que para mí fue el secuestro y asesinato más cruel de estos salvajes, y lo digo sin pelos en la lengua y sin temor alguno. Yo ya en ese año militaba en Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Era un chantaje atroz al Gobierno de España que en 1997 estaba dirigido por el Partido Popular, siendo el presidente del Gobierno José María Aznar y el ministro del Interior Jaime Mayor Oreja. Los criminales proponían el acercamiento de todos los presos de la banda a cárceles de las Vascongadas (y no digo País Vasco, porque esta región española, nunca ha sido, ni es, ni será un País), a cambio de soltar a Miguel Ángel, y el Gobierno tenía un plazo de cuarenta y ocho horas. De no ceder al vil chantaje mataría a Miguel Ángel.
Vascongadas y España entera nos echamos a la calle, a la cabeza la familia Blanco-Garrido, no para rogarle a ETA nada, sino para exigirle que liberaran al concejal secuestrado, sin ningún tipo de negociación ya que todos estábamos con el Gobierno de España, y teníamos claro que no se iba a ceder.
Finalmente llega el sábado 12 de julio de 1997, yo recuerdo ese día muy triste en mi vida personal. A las 16,12 horas todas las cadenas de televisión pararon sus emisiones, para dar la noticia de que habían encontrado un joven muerto con un tiro en la nuca en un paraje desconocido a cincuenta kilómetros de Ermua. Miguel Ángel falleció en la madrugada del 13 de julio.
ETA nos había matado a todos, pero al mismo tiempo los matamos todos a ellos. Hoy quiero tener un recuerdo de todas las víctimas de ETA, vivas o difuntas, y de sus familias y decirles que su dolor es mi dolor y sobre todo que los encomiendo todos los días en mis oraciones y en la Santa Misa.