Cartas al director

con chanclas y a lo loco

No puedo evitar pensar, al escuchar al señor Pedro Sánchez, en ese calzado tan veraniego y de piscina como son las chanclas, y creo que los lectores no necesitan explicación de tal comparación, pues son bastante inteligentes para comprenderla por sí mismos.
Todo cuadra, desde las asombrosas declaraciones que realiza día sí, día también en su intento por emular a quien se lanza a un charco de cabeza y no se limita solo a pisarlo, hasta su empeño por rectificarlas continuamente cuando todos sabemos que realmente aquello que dice, es lo que piensa. ¿Que con qué cuadra? Más bien con quién, con el peor presidente de nuestra historia; menos mal que este mal personaje de película de verano no va a alcanzar tal responsabilidad, pues su calzado se lo impide. Las declaraciones, las frases, las ideas de un verdadero líder en el que un país puede y debe apoyarse, son los zapatos que deben ayudarle a andar su camino, pero con el que utiliza el señor Sánchez, no se puede llegar muy lejos.
Hay declaraciones que asombran más, por su torpeza, la cual derrocha, que por el sueldo que deben cobrar sus asesores por no hacer nada; digo por no hacer nada dado que de hacer algo, no se entendería que permitiesen al líder socialista decir cosas como “propongo funerales de Estado para las víctimas de violencia de género”, sin apreciar que las mujeres no quieren funerales de Estado, quieren vivir; o que, con la amenaza del ISIS en pleno auge “sobra el Ministerio de Defensa” , llegando al punto de que, el histórico líder socialista y expresidente Felipe González, le llama indirectamente, y cada vez de forma más reiterada, “necio”.
A diferencia del expresidente González, y salvando las distancias al margen de las diferencias ideológicas, no me limitaría solo a expresar la necedad del señor Sánchez, sino a hacer ver a los demás el asombroso parecido entre su “facilidad de palabra” y las chanclas con las que, tan “a lo loco” pretende andar el camino que quiere que siga España.