Cartas al director

A tí mujer

Me dirijo a tí, mujer embarazada, que fuiste elegida para la función más grandiosa que existe: ser madre. No escuches los cantos de lobos, disfrazados de sirenas, que te ofrece esta sociedad, empujándote al abismo. No escuches a aquellos que te dicen que tu cuerpo te pertenece y puedes hacer con él lo que te da la gana. Te están mintiendo. Ese niño que vive dentro de ti, ya te conoce -antes de nacer- por tu sonrisa. No dejes que nadie te impida abrazar a ese niño, aunque la difícil situación por la que puedas estar pasando te impida ver que esa criatura será la luz de tu vida. Hazle un hueco en tu corazón y acógelo en su seno hasta el momento más importante de tu vida: su nacimiento. Si no te encuentras con fuerzas, pide ayuda, pero a la gente que realmente te quiere ayudar con amor. En tu ciudad tienes asociaciones que están dispuestas a escucharte -nunca a condenarte-, y facilitarte todo lo que esté en sus manos para que puedas abrazar a tu hijo. No estaréis solos. Felicidades. Eres una valiente y sobre todo, una afortunada.