Cartas al director

¿Qué opinan ustedes?

n  n  n ¡Me parece fatal!  No tolero la crueldad, con nadie, y con los niños menos , ¡nunca! Con los rapaciños, intolerable, antipedagógico, ¡antitodo! Pobres, todos ilusionados… lágrimas, desencanto. Vi el  empiece…  ya se imaginan a lo que me refiero, a buenos entendedores… Niños pequeños inconsolables. Se salva el  presentador. ¿El jurado?  Ni comparación con el tan cariñoso, cercano y salado de la edición anterior. Ya no comento nada de la tristeza de las familias, de los no elegidos.
Confiamos que se les pase pronto, la penita, a los no seleccionados, con el curso que comenzó. Que ver, vean bien, pues con tanto cambio pueden quedar cortos de vista -tende cuidadiño-. Como de costumbre, la educación estatal, que debería ser la mejor cuidada, ¡ni mucho menos! Los “bien”, a los de élite; si es gratis, ¡qué bien! 
Que se tome nuestro  Camino de Santiago para explotarlo, haciendo series para beneficiarse con sus problemas particulares y ganar buenos cuartos… a costa de todo nuestro santo patrono, tan respetado y querido.  ¡No!
¿A dónde iremos a parar? Os grandísimos defraudadores, aquí paz e despois gloria. Hai moitos pais que temos fillos no paro, parados, sen ningunha clase de axuda, e os proxenitores sacrificámonos para mandarlles uns euriños das nosas pensións pra subsistir. E non o podes facer libremente,  ¿pero isto que é?
Polo que se ve, non podes axudar nin a familiares nin a amigos, nin a quen o precise. Se morren de fame, ¡que morran!,  que rouben.  “Si este é o mundo que eu fixen…” E os defraudadores e os ricachos, a vivir “a lo gande”, cos millóns de euros nos paraísos terrenais. ¿Sabemos compartir, partir el pan?   ¡No!  “Dar de comer al hambriento”.
“Lo que hay en nuestros corazones es lo que califica nuestras vidas”.