Cartas al director

Los dinosaurios

Cuando despertamos, al abrir las páginas de la prensa, los dinosaurios estaban allí... Al grito de ¡Fuenteovejuna, todos a una!, emitido desde la calle Génova, Madrid, y amplificado por todos los medios del solar ibérico políticamente correctos, acudieron prestos los González, Leguina, Corcuera, Guerra, Rubalcaba y otras gentes de buen vivir. Nadie les pidió su consejo, pero ellos, siempre tan preocupados porque el libre albedrío de los españoles no nos lleve al despeñadero, y creyéndose en posesión de una ‘autoritas’ emanada  de su ocupación pretérita de espacios de poder, se apresuraron a convertirse en un grupo de presión, o ‘lobby’, para condicionar la toma de decisiones por parte del actual equipo dirigente del PSOE con Sánchez a la cabeza.
Y tanto fue así, que el secretario general se vio obligado a sacar un as de la manga, el único posible, con la consulta a las bases cuando proceda. Pero, quiá, esto tampoco vale para la Brunete mediática, y lo que fue una decisión aplaudida por el primer diario de este país cuando la llevó a cabo el SPD alemán para aprobar su coalición con la Merkel, ahora se convierte en populismo y liderazgo débil para ese mismo diario y otros con inconfesables intereses partidistas. Pero la campaña de intoxicación activada por los defensores de los intereses creados, que no de los intereses populares, seguirá con toda intensidad hasta alcanzar sus últimos objetivos, y, si no lo consiguen, redoblarán los esfuerzos para impedir el gobierno de una coalición de centro-izquierda, como ya amenazó el señor Rajoy -el mismo que demanda sentido de Estado para apoyar su infumable ambición presidencial-, aunque ello nos lleve al caos y el desgobierno, pues, ya se sabe -y lo aplicaron con Zapatero- que cuanto peor, mejor.
Los mismos que no dieron tregua, del primero al último día, a todos los gobiernos habidos del PSOE, ahora ensalzan como ‘hombres de Estado’ a los dinosaurios y estos se dejan querer. Y el ciudadano Rivera, que se presentó como regenerador y alejado de la vieja política, se hace eco y utiliza los mismos clichés, falsos, de la derechona para desacreditar a Podemos -quizás dolidos de haber sido ampliamente superados en las urnas-, alejándose de su quimérico centrismo, que le obligaría a entenderse lo mismo por su derecha que por su izquierda, y poniendo todos los huevos en la cesta del PP.
Confiemos que, por una vez, se imponga la razón de izquierdas en el PSOE, tantas veces reclamada como traicionada, y que sus bases, más legitimadas que cualquier órgano de dirección, sepan interpretar el sentir mayoritario de los colectivos sociales más necesitados, conscientes y desilusionados de este singular país.