Cartas al director

Gracias a Amador Rego

 Debo de estarle agradecido. Pues me temía que me acaeciese como al personaje de García Márquez, el Coronel Buendía, a quien nadie le escribía. Si bien es cierto, que dudo mucho que comprendiese mi escrito. Puede que no esté familiarizado con el uso de la ironía en prosa. Mea culpa. Su uso me fue dado en aprendizaje de  profesores  republicanos represaliados que, afortunadamente, como el abuelo materno del Sr. Casado, no dieron con sus huesos en una cuneta. La ironía era el vehículo para eludir la censura franquista. Y sigo con esa deformidad dado que mi terca vejez me impide un cambio de estilo.
Que el Sr. Casado sea un fenómeno en los estudios es  digno de publicarse. Los que padecimos la Universidad bajo los planes de 1953 podemos afirmarlo. Aprobar media carrera en cuatro meses, sin dedicarle “full time” a los estudios, ya que muchas horas le robaba su actividad política, es todo un record imbatible. En cuanto a sus estudios de postgrado hago lectura de las informaciones dadas por medios de comunicación, e incluso alguno está en fase de investigación judicial. No soy yo quien le da importancia a la obtención de títulos académicos  para ser un buen, un honesto político. Es él quien parece haberle dado importancia, como muchos de sus congéneres políticos. La titulitis como fórmula para lograr una buena posición social como otrora fueron los títulos nobiliarios e hidalguía.
En mi texto no hice crítica al Sr. Rajoy. Reconozco que sí lo hice en textos anteriores, cuando era presidente de Gobierno. No hago leña del árbol caído, y, mucho menos, cuando no sea causa de extinción de un mandato, si no por ser arrojado por los representantes de la soberanía popular en el Congreso.
Alude a mi expresión de España de balcones y banderas. La frase corresponde al Sr. Casado aludiendo a esa nación a la que aspira. Me trae al pairo que  usted se sienta honrado de compartir tal pensamiento. Poco balcón poseo, y mi bandera son mi familia y mis amigos. También alude a otra expresión, que sintetizaba lo manifestado por el Sr. Casado, cuando dijo “están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no sé quién…” Para aseverar que no era broma macabra, sacó a relucir a su abuelo materno represaliado. Y que usted ahora recuerda. Cierto que fue condenado a 30 años, cumplió 2 años y medio. Por tanto, no fue una víctima enterrada en una cuneta, y cuyos deudos reclaman una sepultura digna. La hemeroteca de ABC da cuenta de su posterior  vida social, alternando con la élite franquista.
Del resto de su respuesta ésta no es más que un glosario de su ideología política, lo cual deberá agradecérmelo recíprocamente, puesto que han salido a la luz pública. Y como bien dijo un historiador, que creo usted conoce, “yo no pierdo el tiempo en polémicas…” Menos aún, si es estéril, como la que sería con usted.