Cartas al director

epístola a don cristobal montoro

 “¡A buenas horas mangas verdes!” (Proverbio popular)
Por lo que veo, probo ministro, una mala y errante estrella ha guiado mi vida laboral. He trabajado duramente hasta alcanzar ruina económica. Sabrá, sin embargo, que jamás dejé de pagar impuestos, muchas veces, sí, con recargos. En mis balances pretéritos, aunque la cuantía era desmesurada en el capítulo pasivo de acreedores, el saldo, al cierre de cada ejercicio, del epígrafe de Hacienda Pública, fue siempre cero. De haberle tenido a usted, desde 2002, como ministro de Hacienda, no hubiese tributado cantidad alguna. Ello habría disminuido mi débito a otros acreedores. Me ha pillado a traspié su doctrina fiscal: los partidos políticos son asimilables a organizaciones sin ánimo de lucro con carácter benéfico-social. Me hubiese bastado con echar mano de la Ley Orgánica 6/2002 de 27 de junio, que regula los partidos políticos. Elaboraría unos estatutos propios o copiados, buscaría a un par de amiguetes, y constituiría ante notario un partido político y luego lo registraría.
Hubiese simplificado aquella contabilidad, que me resultaba inentendible. No facturaría ingresos objeto de gravamen alguno. Percibiría donaciones en sobres o en cajas de habanos. El beneficio sería mutuo. Donatario exento de tributación, donante con deducción en sus impuestos. Vamos, que me daría la vidorra padre, sin necesidad de atender las necesidades de inopes desamparados, que hacen cola en los comedores y roperos de Cáritas, o de la Cruz Roja. Espero que a este colectivo de pobres masacrado por la crisis, de la que usted fue heredero sin la opción del beneficio de inventario, le afee su conducta de no haber sido autónomo emprendedor con capacidad de montarse un partido político. ¡Que hubiesen consultado en la asesoría que usted y su colega De Guindos, entre otros, constituyeron!
Al mismo tiempo, infumable ministro, les hubiera ahorrado a sus compañeros del gobierno dar explicaciones sobre el paradero de unos ingresos entecos, al no darse recaudación tributaria suficiente. La citada Ley Orgánica no contempla numerus clausus en la constitución de partidos políticos. Quien quiera carreteras, que coja pico y pala. Quien quiera salud, que acuda a la homeopatía, recogiendo plantas curativas en el campo. Quien quiera educación que acuda a su parroquia, su hoja es gratis, y el cura-maestro sabe latín. 
Termino con frase procaz, no habiendo recibido una educación tan exquisita como la suya, con aquello de que le den aceite de ricino, y mucho.