Los libros y los uniformes en los centros privados son las mayores fuentes de gasto
A pocos días de la “cuesta de septiembre” relacionada con los gastos necesarios para afrontar el inicio del curso escolar, la Federación de Comercio de Pontevedra realizó una encuesta sobre el gasto de las familias, que cifran en 666 euros si se trata de un centro público, 920 euros en el caso de los centros concertados y de más de 1.200 euros para los colegios estrictamente privados. En esta factura no estarían incluidos los gastos de las actividades extraescolares, deportivas y de ocio, así como los gastos mensuales de comedor y de transporte. La Federación de Comercio apunta asimismo que se deben restar las ayudas para la compra de libros que aportan distintas administraciones.
El coste más elevado corresponde a los libros de texto, que es menor para los alumnos con libro digital, junto con el material escolar y la mochila. Los comerciantes cifran este gasto en 358 euros según la encuesta realizada a los consumidores. Junto a esto, la segunda gran fuente de gasto está en la compra de los uniformes escolares para los centros concertados y privados, que pueden superar los 300 euros contando la ropa de clase, la ropa de gimnasia y el mandilón de los más pequeños, junto con zapatos y zapatillas deportivas. El coste de la ropa y calzado en los centros públicos se reduce a la mitad en esta encuesta de la Federación provincial, unos 156 euros. En cuanto al comedor, el recibo es de 98 euros en centros públicos, de 139 en los concertados y 157 en los privados, según informaron.
Jesuitinas permite llevar pantalón a las alumnas
n n n Una de las grandes novedades del colegio Miralba (Jesuitinas) para este curso es la posibilidad que tendrán las alumnas de llevar pantalón si así lo desean en el uniforme escolar. Es seis euros más barato que la falda. En Vigo se permite desde hace años en el colegio Labor, pero son pocas niñas las que lo llevan. En España son pocos centros han dado este paso. La falda sigue siendo obligatoria en la mayoría. El debate sobre la obligatoriedad de la falda escolar viene de antiguo. El año pasado un total de 21 asociaciones habían emitido un comunicado contra las uniformes diferenciados para niños y niñas porque lo consideraban una discriminación por razón de sexo unas costumbres “totalmente superadas”.
