FESTA DA BRINCADEIRA

Los vigueses bailan al son de Bouzas

El buen tiempo y la singularidad de la Brincadeira contribuyeron a llenar ayer la villa de Bouzas, a donde acudieron miles de personas para disfrutar de la gastronomía y la música tradicional.
photo_camera El buen tiempo y la singularidad de la Brincadeira contribuyeron a llenar ayer la villa de Bouzas, a donde acudieron miles de personas para disfrutar de la gastronomía y la música tradicional.

El éxito de la fiesta, con más de 25.000 visitantes, reafirma la intención solicitar su declaración de Interés Turístico

 La antigua villa de Bouzas revivió ayer, domingo, la fiesta celebrada en 1809 cuando se confirmó la expulsión de los franceses de la plaza de Vigo con la Reconquista. Y lo hizo con una afluencia histórica, tanto por el número de visitantes como de asociaciones y entidades culturales que no quisieron perderse esta cita.
La Brincadeira, como así se llama esta celebración, superó las 25.000 personas registradas el pasado año, lo que reafirma a su organización en su intención de solicitar su declaración de Festa de Interese Turístico de Galicia. “Está aquí medio Vigo. Pensamos que con el Celta iba a decaer la cosa por la tarde, pero no ha sido así. El ambiente es espléndido”, señaló, en declaraciones a este periódico, José Manuel Vidal, presidente de la Asociación de Veciños Dr. José Casás de la Villa de Bouzas, entidad organizadora de la fiesta. “Hay más gente en el paseo que en los fuegos de Bouzas”, recalcó.
Este año se ha primado la comodidad de los visitantes y el rigor histórico de la fiesta, por lo que el número de puestos instalados quedó limitado a un total de 196, la mayoría montados por asociaciones culturales y comercios de la propia villa de Bouzas y que se concentraban en la zona comprendida dentro del perímetro que forman las calles Eduardo Cabello, Praza da Vila de Bouzas, Rúa do Pazo y Rúa dos Pescadores, siendo la Alameda de Suárez Llanos el lugar donde quedó instalada una gran carpa con mesas donde muchos visitantes optaron por disfrutar del churrasco. Además de la gastronomía, con sus típicas empanadas, filloas y 'choripanes', a la cita no faltaron tampoco los puestos de artesanía, que en algunos casos mostraron en vivo su forma de trabajar, como fue el caso de un 'zoqueiro'.
Si algo tiene de singular la Brincadeira es su carácter espontáneo, al igual que la fiesta de 1809, cuando los vecinos se lanzaron a bailar al saber de la marcha de ejército napoleónico. Así, además de los grupos Airiños do Mar e Brisa da Terra y Alfolíes, de Bouzas, se sumaron a actuaciones improvisadas por las calles hasta más de 100 músicos, organizados en formaciones de gaiteiros y pandereteiras llegados de todos los rincones de Vigo.
A Brincadeira demostró que ni el tradicional mercadillo de los domingos, ni las playas ni el partido del Celta en Balaídos fueron rivales. Muy al contrario, fueron complementarios, ya que las camisetas celestes se incorporaron al paisaje codeándose con los trajes tradicionales. n

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