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Vigo, la ciudad de las corales

La coral Casablanca se reúne para ensayar de tres a cuatro veces a la semana en el Náutico
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Cerca de 40 agrupaciones tan solo vocales se reparten por las parroquias y por el centro urbano. Integradas en una asociación, Acopovi, ofrecen el ciclo más regular de conciertos de la cartelera local. Hoy celebran su día

nnn El género musical que más público mueve en esta ciudad es, sin duda, el coral. Organizadas a través de la Asociación de Corales Polifónicas de Vigo (Acopovi), 38 formaciones ofrecen conciertos regulares por auditorios y centros culturales, a cargo de un convenio con el Concello. Este fenómeno, hoy generalizado con festivales de villancicos o habaneras, es reciente. En 1978 solo había seis corales inscritas en Vigo. Fue a finales de los 80, en que se pasó a tener una por cada parroquia rural y más de doce en el centro urbano. La gran acogida social se traslada en la concesión a Acopovi del galardón de Viguesa Distinguida en 2008.
La decana es la Coral Casablanca. Surgió en 1957, lo que la convierte en la más antigua de Galicia.  Su director, Óscar Villar lleva 40 años dedicado a este mundo. Considera que el gancho de estas agrupaciones está en la tradición musical de Galicia, que se une al gusto por las canciones de taberna en los puertos de mar. La Casablanca, con 60 años se convirtió en toda una escuela de música, ya que moviliza a más de 400 integrantes: a los 120 de la agrupación principal, se suman los músicos de la orquesta, creada en 1992; junto al coro de peques, al juvenil y al de gepetto, para mayores de 65, que acaba de echar a rodar: “Cada día se acercaban tres o cuatro personas interesadas en ingresar en la coral sin conocimientos de música; como resultaría complicado enseñarles desde cero, decidimos crear una plataforma donde poder cantar a un nivel menor que el exigido en la agrupación principal”, afirma Villar. En una semana, el nuevo coro superó las 60 voces. Su director explica este éxito en el carácter terapéutico del canto: “Dignifica y supone una ilusión que muchos no pudieron cumplir hasta ahora”.
Sin embargo, participar en el grupo también supone sacrificio. Así, la coral Casablanca tiene tres o cuatro ensayos, unas seis horas a la semana. Espe y José Eladio son matrimonio y desde hace 13 años canta como soprano y barítono en Casablanca. “La coral es sagrada y la familia lo tenía y lo tiene claro; cuando hay algo que gusta es muy reconfortante y hacerlo no cuesta”, afirma Espe. Para José Eladio, “el sacrificio y el esfuerzo de los ensayos tiene su recompensa durante los conciertos, es gratificante comprobar el resultado final”.
Colectivos profesionales, asociaciones culturales o centros de educación, todos resultaron buenos caldos de cultivo para la formación de corales. Sin embargo, el Coro Clásico de Vigo nació de forma independiente, con el impulso de su director desde hace 40 años, Joaquín Carvajal, y el apoyo del párroco de Santa María, Moisés Alonso. “Entré en contacto con este género mientras estudiaba en Santander; buscaba un grupo selecto con gusto por el canto coral y comenzamos con polifonías del renacimiento y del barroco”, recuerda Carvajal, quien afirma que fue por la complicidad de su mujer, Manolita, por lo que aún siguen en activo: “Este tipo de corales, sin vinculación a ninguna asociación suelen durar no más de una década”. Hace unos años ampliaron el repertorio a la música popular, con una buena armonía. Integrados en Acopovi, señalan tres como sus conciertos estrella: el de Santa Celia, el de Navidad y el de Letras Galegas.n

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