El pronóstico mantiene altas temperaturas en el inicio del verano
Esta vez los pronósticos acertaron al 100 por cien y los 32 grados que anunciaba Meteogalicia para la jornada del lunes se cumplieron de forma casi exacta. Vigo alcanzó finalmente los 32,3 grados que se colocan así como la máxima del año, destronando los 30 de mayo y 29 de abril, que hasta ahora marcaban el techo térmico de la ciudad. Las previsiones para los próximos días de la agencia gallega señalan un tiempo típico veraniego, sin bajar de 30 grados hasta el fin de semana, donde podría haber cierta inestabilidad. Con todo, se espera que el buen tiempo se prolongue durante varios días.
Tradicionalmente la primera quincena de junio es cuando la ciudad alcanza su tope, con el histórico de 39 marcado en 181, pero en esta ocasión el sexto mes del año ha sido muy irregular, con bajas temperaturas, inusuales, justo hasta el pasado fin de semana, cuando de “inauguró” la playa al ponerse en marcha los servicios de emergencia y salvamento. Y también los viajes diarios a las Cíes.
EMBALSES A TOPE
Por otro lado, Vigo encara el verano, que llegará oficialmente este jueves, con los embalses a su máxima capacidad, tanto Eiras como Zamáns, tras una decisión tomada por el organismo regulador Augas de Galicia, que optó por acumular reservas.
El pasado año ambas presas también se encontraban rozando el 100 por cien, pero con los acuíferos muy bajos, lo que añadido a una estación muy seca y un otoño igualmente sin precipitaciones llevó a la declaración de la alerta por sequía en Galicia. Las previsiones para este año son más optimistas por la recuperación del recurso durante un invierno y una primera muy lluviosas, que levantó los estados de alerta y pre-alerta. No obstante, continúa encima de la mesa, en fase de tramitación de los distintos informes sectoriales, un trasvase entre el río Verdugo y la presa de Eiras. Según la consellería de Medio Ambinete, la propuesta se continúa tramitando, si bien tanto el alcalde de Ponte Caldelas como el de Soutomaior rechazan abiertamente dicha solución al entender que perjudicaría a sus respectivos municipios. El Concello de Vigo, que exige dicha actuación, pone la mayor parte de una actuación que se iría a unos seis millones de euros para un conducto de alrededor de seis kilómetros de longitud que se utilizaría para alimentar la presa en situaciones extremas.
