SEGURIDAD EN EL AEROPUERTO

Los que vigilan 24 horas Peinador

Uno de los turnos de los bomberos del aeropuerto de Peinador.
photo_camera Uno de los turnos de los bomberos del aeropuerto de Peinador.

El Cuerpo de Bomberos del aeropuerto no descansa y realiza permanentes ejercicios para mantener la alerta. Sus miembros participaron con éxito en la extinción de los incendios de octubre en Vigo y Gondomar

 El Cuerpo de bomberos de Peinador no es igual que el municipal de Vigo. En los últimos 50 años sólo han tenido una acción grave que atender, el famoso siniestro en un aterrizaje en 1994 que se saldó con un herido, lo que probaría la seguridad del aeropuerto y por extensión de la aviación. “Para que haya un accidente tiene que haber cuatro fallos consecutivos, humanos y técnicos, es muy difícil que pase porque todos los elementos están por duplicado”, explica Santiago Vilas, jefe del destacamento que vela día y noche en la terminal aeroportuaria viguesa. 
Son 25, en turnos de cinco, y buena parte de su vida la pasan haciendo ejercicios de supuestos de riesgo, en ocasiones organizados, en otros sin previo aviso. Se trata en definitiva de que todos los integrantes del grupo sepan en caso de accidente lo que tienen que hacer con total precisión. En su profesión, el tiempo no es oro, sino vida, y ahí está buena parte de la clave. Muestra con orgullo lógico los camiones que forman parte de la compañía, de ellos dos auténticos monstruos que parecen salidos de una exploración a Marte. “Son 5.000 litros de agua por minuto”, explica ante los dos camiones principales. Cuentan con otro más convencional y una furgoneta pequeña para servicios específicos. Las utilizaron recientemente en una acción, pero nada que ver con Peinador. Fue en los incendios de octubre, cuando, voluntarios y fuera de servicio, se fueron a Gondomar para afrontar unos fuegos que les llegaron a rodear. “La Policía no dejaba pasar, pero sí a nosotros, aunque nos advirtieron lo que teníamos por delante”. Pero la gente confía en los bomberos y su equipo y lograron evitar que las llamas alcanzaran las casas. “La gente nos los agradeció de todas formas, eso no tiene precio”, explica Vilas, como todos le llaman. También actuaron en la avenida de Europa, en Vigo, donde se encontraron con un depósito de ruedas que ardía, muy difícil de apagar, pero para ello contaban con la espuma para los incendios de aviones, y salieron airosos. Días más tarde recibieron un homenaje de la subdelegada del Gobierno, que les felicitó por la acción. Otras misiones que realizan son la comprobación sistemática de que la pista de despegue esté en perfectas condiciones, sin la presencia de objetos que puedan interferir la operatividad y de animales, aunque para ello ya está el equipo de halconeros, que mantiene despejado de palomas y gaviotas el aire de Peinador.
Al frente de todo el área de seguridad aeroportuaria se sitúa Javier Yagüe, que se conoce el aeropuerto al milímetro, rincón por rincón. Sabe hasta la aves que anidan cerca y dónde. 
No está de acuerdo en que la ubicación de Peinador sea tan mala como se ha asegurado en tantas ocasiones. Señala que la otra propuesta que se barajó en su día, las Gándaras de Budiño, habría resultado mucho peor por la niebla constante sobre esa zona de Porriño. “La realidad es que zonas llanas no hay muchas, y Peinador está en un alto, como otros aeropuertos, en una planicie despejada. Y desde luego mejor que las Gándaras, pese a todo”, sostiene.  n
 

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