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Vicus, Vico, Wig.... y Burbida

Algunos restos romanos claves. A la izquierda, Salinas de Rosalía de Castro, las mayores del atlántico. A la derecha, la basa de una columna hallada en Beiramar.
photo_camera Algunos restos romanos claves. A la izquierda, Salinas de Rosalía de Castro, las mayores del atlántico. A la derecha, la basa de una columna hallada en Beiramar.

¿De dónde viene el nombre de Vigo? He ahí la cuestión, en principio simple pero con numerosas respuestas. La idea original de la "aldea" parece difuminarse ante la aparición continua de restos romanos

La tesis más extendida y cuestionada es que Vigo era un vicus, una aldea o asentamiento de menor importancia administrativa, como otros por todo el Imperio, como la ciudad catalana de Vich o la francesa de Vichy, cuyo nombre derivaría del Vicus. Sin embargo la arqueología se ha encargado de demostrar que no es posible por la continua aparición de restos romanos que señalan la existencia de un poblado de cierta relevancia. Cementerios, las mayores salinas del Atlántico, una factoría de salazón y villas de gran porte por toda la costa han ido apareciendo, aunque todavía no un edificio público que lo cambiaría todo. Sí se encontró en la construcción del Auditorio la basa de una columna, pero no aclara si era un transporte o si formaba parte de un templo. 
Quizá bajo el Casco Vello vigués se encuentre la respuesta: de momento en dos excavaciones independientes se hallaron restos muy interesantes. Bajo la biblioteca se dio con los cimientos de una gran vivienda y donde se encuentra el centro cívico, frente a la Colegiata, había una calzada romana, visitable. 
El ingeniero vigués e historiador César González Crespán ha sido el último en sumarse con una tesis que se basa en su pormenorizado estudio de la Via XX romana Per Loca Maritima, de Brácara (Braga) a Astúrica (Astorga), donde ha conseguido unir los puntos discontinuos a través de una ruta cerca del mar. En uno de sus etapas llegaría al Cabo Bicos o Vico, en las Cíes. Está convencido de que dicho cabo tomó el nombre del castro vigués por cercanía e importancia. Vico se extendió como denominación colectiva por el resto de castros de lo que hoy es el municipio. En su opinión, habría un añadido, por la tribu los Pacorum. 
No obstante, también apoya la posibilidad de que el nombre romano fuera otro, Burbida, En este caso hay que señalar a la Via XIX que señala el paso por Burbida, donde habría un puerto, una ciudad amplia y casas, un asentamiento próspero que se arruinó con la caída del Imperio. Vicus, según dicha teoría, llegaría más tarde, ya medieval, y quizá por el Castro, que así se denominaba, uniendo ambas teorías. Esta tesis del arqueólogo Manuel Santos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), parte de una premisa inatacable: Vigo es tras Lugo el lugar de Galicia con más restos arqueológicos romanos, y era imposible que fuese un vicus, una aldea. En cambio, sí podría ser la Burbida romana, ciudad nombrada de cierta relevancia. El Vigo romano tendría un casco urbano  desde el Casco Vello hasta Isaac Peral con industrias de salazón, cementerios y villas como Mirambell. Faltan los edificios civiles, pero se sospecha que sus piedras fueron aprovechadas en construcciones posteriores.  “Era imposible que una ciudad así no apareciese en los documentos ni tuviese buenas comunicaciones terrestres, a través de vías romanas", ha explicado Santos, "tan increíble como que nadie la pudiese llamar vicus". No hay restos romanos en la zona de Pazos de Borbén y nada apunta a esa zona, salvo el parecido del nombre de Burbida con Borbén. El investigador del CSIC mantiene que sería imposible que las vías romanas no señalaran una urbe que tenía un puerto de primer orden, con una gran industria y comercio. Su tesis dice que Burbida desapareció en el siglo IV al decaer el Imperio. El comercio cesó y, con él, la industria de la salazón. Los suevos impusieron una sociedad más rural. Y Burbida fue abandonada. Sus habitantes se asentaron en torno a la iglesia de Santiago de Vigo, en la falda del Castro, surgió una  aldea a la que se llamó Vicus. "Ese sí es el vicus que daría el actual nombre a la ciudad y no el romano". Es una tesis convincente que parece definitiva. Pero no única.

DESDE EL NORTE
La más extraña y también fascinante de las teorías sobre Vigo enlaza el nombre de la ciudad con un origen mucho menos cercano: con los vikingos. O más en concreto, por hombres venidos de las islas británicas que trajeron consigo palabras tomadas de los vikingos, entre ellas una para denominar a las bahías: “wig” o en gaélico “uíg”? Esa es la hipótesis basada en datos contundentes y un trabajo de diez años del equipo de filólogos y traductores dirigido por Martín Fernández Maceiras que busca descubrir algo más en el pasado de Galicia a través de una reinterpretación de topónimos. En O Vicedo, en el norte de Lugo, hay constancia de presencia vikinga. Y en O Vicedo, con un nombre similar a Vigo, hay una bahía singular. Como en Vigo. "Teniendo esto en cuenta, así como que la bahía es la característica más relevante de la zona,  nuestra propuesta etimológica es  que “Vigo” simplemente es otra adaptación de la palabra gaélica “Uig”, tomada a su vez como “préstamo” del nórdico antiguo, con el  significado de “bahía”. 

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