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La Universidad generó 28 patentes en 2016, el récord

El equipo que trabajó en la patenta sobre el uso de láser en diagnóstico de caries.
photo_camera El equipo que trabajó en la patenta sobre el uso de láser en diagnóstico de caries.

Siete fueron internacionales, 15 nacionales y el resto europeas. Son los mejores resultados de los investigadores de Vigo

La Universidad de Vigo generó en 2016 un total de 28 solicitudes de patentes: 15 nacionales, siete con extensión internacional PCT (que se rigen por el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes y que permiten realizar una única solicitud que es válida en diferentes países), tres patentes europeas (EPO) y otras tres solicitudes internacionales con países como Estados Unidos. La cifra se sitúa por encima de los resultados conseguidos en 2009 y 2014, con 27 solicitudes respectivamente, y que, hasta lo de ahora, marcaban las mejores cifras conseguidas por la institución viguesa en el que la valorización y comercialización de los resultados de investigación se refiere. Detrás de estos números aparecen medio centenar de  investigadores. Mientras se iniciaban los trámites se le concedieron a la institución académica viguesa 19 patentes solicitadas en ejercicios anteriores, de manera que la cartera de patentes vivas -la vigencia de cada una de ellas es de 20 años- se sitúa en 203, todo un escaparate tecnológico que incluye biotecnología, nuevos materiales y otros múltiples avances tecnológicos.
Uno de los grupos que más patentes lleva solicitadas es Nuevos Materiales, liderazgo por los docentes Pío González, Julia Serra y Stefano Chiussi. La solicitada en 2016 busca proteger un procedimiento para el diagnóstico de procesos de desmineralización dental, caso de las caries, mediante espectroscopía Raman. "La técnica consiste en iluminar el diente con un pequeño láser guiado por fibra óptica y registrar el espectro Raman. A partir de ahí se obtiene información sobre la calidad del esmalte del diente".
Del listado de patentes tramitadas en 2016 varias pertenecen a los mismos equipos de investigación. Un ejemplo de grupo que realizó más de una solicitud es de Bioingeniería y procesos sostenibles, autores de dos innovadores procedimientos de tratamiento de la madera basados en la utilización de enzimas. La primera patente consiste en la unión de lignina Kraf, "un residuo que se puede obtener de las fábricas de papel, a la madera comercial", explica Diego Moldes, investigador responsable de esta patente, que explica que esta unión se hace en presencia de un agente "sal de cobre" que fortalece a la madera frente al ataque de los hongos. "La lignina se une de forma estable a la madera de manera que la protege, sobre todo en caso lluvia", explica el investigador, que hace hincapié en la importancia de la estabilidad del tratamiento "ya que en la madera los tratamientos tienen una duración reducida",

La mayoría son "100 por cien viguesas"

 La segunda patente, que emplea también enzimas industriales, busca tratar la madera con compuestos retardantes de llama que ralentizan el proceso de combustión. "En la actualidad los retardantes de llama empleados tienen importantes inconvenientes, ya que son volátiles y tóxicos, con nuestro tratamiento quedan unidos a la madera de forma estable", explica Moldes. En ambas patentes los potenciales usuarios son las empresas que comercializan madera y elaboran productos derivados de la misma.
El año 2016 dejó también excelentes resultados para el grupo de investigación en Geotecnologías Aplicadas, compuesto por docentes de la Escuela de Ingeniería Industrial y de la ETSE de Minas, ya que desde sus filas se solicitaron sólo en este ejercicio media docena de patentes. Cinco de estas patentes están firmadas, entre otros, por los profesores Manuel Cabaleiro y José Carlos Caamaño, y desarrollan nuevos sistemas de unión para estructuras metálicas. 
La mayoría de las patentes solicitadas en 2016 son 100% viguesas, pero también hay ejemplos en los que Vigo comparte la titularidad con otras instituciones. Ejemplo de titularidad compartida es la solicitada codo a codo con la Universidad de Oviedo es que se basa en la utilización de drones para detectar objetos enterrados en el suelo mediante técnicas innovadoras en el campo de las señales. 

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