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El último viaje de Germán a Cíes

Los amigos de Germán Luaces fletaron un barco a Cíes para acudir al entierro.
photo_camera Los amigos de Germán Luaces fletaron un barco a Cíes para acudir al entierro.

Unos 200 amigos acompañaron a Germán Luaces para cumplir su último deseo: ser enterrado en el cementerio de la isla de O Faro, donde fue el último censado

nnn Se fue como vivió, ligero de equipaje, rodeado de amigos y en medio de una fiesta. Loli, que una de las que compartió sus últimos momentos, portaba a la espalda las cenizas de Germán Luaces, Chuco. Iban en su mochila, la que lucía motivos londinenses y se había quedado en la casa de Miguel, en Sárdoma, donde residía cuando estaba en tierra.
En el Cunqueiro, al poco de saber la trágica noticia, el círculo más íntimo de Germán decidió costear la incineración y gestionar su entierro en el cementerio municipal de Cíes, donde vivió y fue feliz bajo la bandera pirata. Compartieron la iniciativa por las redes sociales y la respuesta no se hizo esperar: “Tenía muchos amigos, porque era generoso y buena persona, pero nunca imaginamos que la gente se volcase tanto”, afirma Miguel, uno de los promotores. Necesitaban 2.600 euros y la recaudación lo superó con creces. Con el resto contrataron un barco para Cíes y acabarán de pagar la incineración de la abuela de Germán, la que llevaba tiempo costando con 50 euros al mes para llevarla en el cementerio de Sabarís con su marido y su hijo. “Estamos preparando algo más en su memoria, algo discreto, como era él”, dice Loli, sin querer adelantar más.
Así, ayer fue el gran día. Aunque no querían algo multitudinario, se reunieron cerca de 200 personas para darle el último adiós a Germán. Primero salieron 150 a las 10.30 horas, en el barco contratado, y media hora más tarde, el resto en la embarcación de servicio regular. Con flores, en su mayoría amarillas, una gran cruz (la lápida aún tardará unos días) y mucha cerveza para despedirlo brindando, la comitiva salió hacia Cíes acompañada por un enterrador municipal. Con música de gaitas y panderetas, sacaron ánimo del dolor conformando una alborotada expedición que despertó la curiosidad de turistas y viandantes . 
“Fue el mejor pirata de la Ría”, “muy buena persona, un bohemio” eran los comentarios que más se repetían. Olaia, amiga desde hace años, le escribió en una carta de despedida: “Quiero que la entierren con él”. Fran y Damián lo consideraban de la familia: “Su última voluntad era regresar a Cíes”, afirmaron. 
“Esto no ha hecho más que empezar, va a hacer historia”. Con esta idea y muy emocionado, Lolo Fernández, quien fue su vecino durante quince años, portaba un centro de flores de María y Juanito.
Por última vez la casa del Chuco se abrió para la gente, ya que tras su muerte la concesión pasará a formar parte del Parque Nacional. Los habituales la decoraron con las pancartas de luchas en las que Germán participó. Ya en el cementerio, junto a las tumbas de Serafín y su esposa, la bandera pirata presidió la ceremonia. Lolo invocó a la patria, mientras Loli colocó la urna en la tierra. Miguel, emocionado, le echó en cara que se fuera y le dejara encargado del entierro. Entre las 16 y las 18 horas, regresaron a Vigo tras dejar a Germán en casa.n  

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