“El tratamiento fue muy duro, pero tuve mucho apoyo”

Marisol Claro Cerviño.
photo_camera Marisol Claro Cerviño.

A Marisol Claro Cerviño le detectaron un Linfoma no Hodgkin hace nueve años, cuando aún no había cumplido los 48. Era una persona muy fuerte y trabajaba como peón forestal, pero el cáncer le cambió la vida. “Ya no soy la que era, ahora hago las cosas de casa y nada más. Los médicos dicen que mis huesos son diez años más viejos”. Su enfermedad no tiene cura, pero la tiene controlada. Fue al médico porque tenía el cuello hinchado. El diagnóstico tardó varias semanas porque al principio no daban con el problema, pero tras varias pruebas descubrieron que era un Linfoma no Hodgkin. En España hay entre 30 y 70 nuevos casos por millón de habitantes y año. “Tuve un tratamiento muy duro, estuve cinco años con quimio, tres de la mala y los otros dos era una que solo mataba las células malas. Me cayó dos veces el pelo, me cayeron las uñas, dejé de hablar porque tomaba mucha cortisona. Al principio lo pasé muy mal, caí en un pozo muy hondo”. ¿Qué le ayudó? El apoyo de los que la rodeaban: su marido, sus dos hijos y la Asociación Española contra el Cáncer. No era socia, pero le ofrecieron los servicios de la psicóloga y el asistente social. “Creo que debo la vida a la psicóloga. Ella y el asistente social me ayudaron mucho. Aún hoy los tengo como si fueran familia. A todos los que pasen por esto les recomiendo que busquen ayuda”.
 

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