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La tradición ostrera sobrevive en Vigo

El detalle de un ostrero preparando el plato.
photo_camera El detalle de un ostrero preparando el plato.

Miles de personas pasan por la Calle de las Ostras todos los días del verano y se paran a comprar a las famosas ostreras. A pesar de que sólo quedan dos puestos en activo la calle mantiene su ambiente único

nnn En la Calle de la Pescadería, a la que todo el mundo llama la Calle de las Ostras, está el famoso paseo cubierto donde las ostreras llevan vendiendo ostras casi cien años. En la actualidad solo quedan dos puestos en activo y trabajan todas las mañanas para abastecer la enorme demanda que supone el producto como reclamo tradicional y turístico.
Isabel abre desde las 9 de la mañana y está abierta hasta las cuatro de la tarde. Fernando es el otro ostrero que queda y está de mañana todo el año y también por las noches en agosto. Este tipo de puesto tradicional garantiza que el producto sea fresco y el cliente puede comprar directamente el producto para comer en el restaurante. El precio del plato oscila entre los 12 y los 20 euros, dependiendo del tamaño de la ostra. 
Fernando lleva más de 25 años trayendo ostras al puesto y nueve años vendiendo de cara al público. Para él es una tradición familiar heredada de sus tías y llega a vender entre 600 y 700 ostras diarias. "La tradición está cambiando. Ya no hay ostreros que demanden este tipo de puestos. Es un trabajo duro y la gente no se interesa por él", comenta sobre el descenso del número de puestos de ostreras. Isabel es la última ostrera "original", lleva trabajando 50 años y heredó el puesto de su madre. "las cosas cambiaron, pero estoy muy contenta con el ambiente y mi trabajo". A pesar de que sólo quedan dos puestos abiertos, Fernando consideraque "la calle sigue estando llena y la gente repite año tras año. Tenemos una clientela regular".

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