La instalación de ocio no contaba con permiso; hace un año que el juzgado y Urbanismo ordenaron el precinto
El tobogán de Samil tiene el tiempo contado. El Concello anunció su desmonte en los próximos días. La atracción lleva casi un año, desde mediados de agosto de 2014, precintada judicialmente por carecer de licencia y autorización. La concesión era explotada por San Remo, que tendrá que hacerse cargo de los costes de la demolición, tal y como anunció ayer el alcalde Abel Caballero: “Se le comunicó la obligación de desmontarlo y al no hacerlo, acometerá el Concello las obras, pasándole después la factura”.
El tobogán funcionó durante veinticinco años, de forma intermitente. Se inauguró con Manuel Soto en la Alcaldía y se convirtió en el símbolo de la renovación de Samil, la playa urbana de Vigo, con nuevas dotaciones de hostelería, piscinas y merenderos en el pinar.
La situación irregular de la atracción salió a la luz de forma casual hace unos años, durante un inventario de los bienes municipales. En octubre de 2012, el Concello comenzó a revisar las condiciones de explotación de todos sus bienes e infraestructuras, para actualizar el régimen y los plazos de las cesiones de uso, así como las concesiones públicas. En este proceso se detectó que el tobogán funcionaba sin autorización administrativa, ni licencia municipal, por lo que en las más de dos décadas que estuvo abierto, no pasó ninguna revisión de las medidas de seguridad.
Como único control se establecían una serie normas e indicaciones en un cartel: No podían descender niños pequeños solos y de quienes, sin saber nadar, no hiciesen pie en la piscina de 1,40 de profundidad. Se prohibía su uso en grupo, pararse en mitad del recorrido o tirarse de cabeza. Se indicaba el paso exclusivo por la entrada oficial y se destacaba la autoridad del monitor.
La Gerencia de Urbanismo ordenó el precinto de la atracción, pero la concesionaria recurrió. Fue entonces, hace un año, cuando el Juzgado de lo Contencioso Administrativo dio la razón al Concello. La concesionaria cesó la actividad, que no tuvo que ser precintada judicialmente.
Ayer, la antigua empresa concesionaria no quiso hacer declaraciones.
Sin fecha concreta, próximamente el gran tobogán acuático desaparecerá del perfil del arenal de Samil.