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El Seprona imputó el año pasado a 19 personas por provocar incendios

El Seprona se encuentra en alerta máxima desde principios de mes ante el aumento del riesgo de incendio. En la foto dos agentes en las Islas Cíes.
photo_camera El Seprona se encuentra en alerta máxima desde principios de mes ante el aumento del riesgo de incendio. En la foto dos agentes en las Islas Cíes.

La colaboración ciudadana es indispensable para encontrar las motivaciones y detener a los autores del fuego

 Las dos claves en la investigación de los incendios forestales son la inmediatez y la colaboración ciudadana. "Debemos comenzar lo antes posible para recoger pruebas y, sobre todo, contar con la colaboración de los vecinos. Es esencial saber lo que vieron, todos esos pequeños detalles que aislados pueden no tener mucho sentido, cuando se juntan, te pueden dar una pista sobre lo que ocurrió", explica Lago Lusquiños, máximo responsable en la provincia del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil. 
La dificultad de determinar el origen y la intencionalidad es "altísima" y la mayoría de los incendios quedan sin un "culpable". Pese a esta dificultad, el Seprona investigó el año pasado a 19 presuntos incendiarios y en el 2015 fueron 25 los sospechosos de ser los autores de otros tantos incendios. Estas investigaciones suelen basarse en el detalle, la contradicción de los sospechosos y mucha paciencia. 
"Determinar la motivación es muy laborioso y en ocasiones, imposible", explica este guardia civil, que ha participado en investigaciones tan importantes como la del incendio que en el 2013 calcinó dos mil hectáreas en O Rosal. 
En aquella ocasión, como en el 95% de los casos, no se llegó a celebrar juicio ante a poca consistencia judicial de las pruebas. 
Pese a que los resultados no son siempre los deseados , investigan todos aquellos incendios que presentan alguna característica sospechosa, como puede ser la hora de inicio o el número de focos. 

Penas
El Código Penal recoge que un incendiario puede llegar a cumplir hasta 5 años de cárcel. Entre los agravantes se encuentra el poner en peligro la vida de las personas, una situación en la que la pena puede llegar a los veinte. Para el responsable del Seprona, estas penas se justifican porque "son delitos de riesgo más que de resultados" y muchas veces a los pirómanos se les imponen penas leves porque los incendios fueron extinguidos antes de que afectaran a un número importante de hectáreas.
Uno de los mensajes que este agente quiere transmitir  es que "la gente se conciencie del riesgo que supone un incendio forestal" y, recalca, la importancia que tiene para la investigación y posible detención de los culpables "el testimonio de los vecinos y posibles testigos. Es esencial que nos cuenten lo que vieron porque ahí puede estar la clave de todo". Y es que como asegura "los primeros testimonios son los que más ayuda". Motivo que lleva a estos agentes a desplazarse siempre al lugar donde se inició el fuego en busca de evidencias y, sobre todo, de elementos que permitan conocer la motivación que puede estar detrás del incendio forestal.  

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