La eliminación de la mayoría de los clubes ha trasladado a las mujeres a los bajos de viviendas sin que haya vigilancia policial
La enorme transformación a la que se ha visto sometido el Casco Vello tiene todavía problemas pendientes. Según explicaron algunos nuevos residentes a este diario, a pesar de que estar satisfechos por haberse mudado al pleno centro de la ciudad, un lugar “privilegiado” lamentan la falta de seguridad y de ciertos servicios.
Así, afirman, que la desaparición de clubes nocturnos no ha puesto fin como se pensaba a la prostitución. “Ahora que ya apenas hay locales, se instalan en viviendas, en bajos, a los que acuden con los clientes tras reclamarlos en la calle”, afirma uno de los vecinos del entorno de Cruz Verde quien reconoce que “las chicas no son el problema, sino lo que se genera a su alrededor. No hay apenas seguridad, por aquí no vemos Policía”.
La otra demanda tiene que ver con las instalaciones. “Las empresas todavía no consideran esta zona como un lugar donde ofertar servicios y pasan cosas como las del otro día”, explica en referencia a una subida de tensión que afectó a treinta viviendas, quemando electrodomésticos. “Los pisos están preparados para la conexión a internet pero a diferencia de en otras zonas tienes tú que ir a la compañía para arreglarlo todo”.
En la zona baja, el principal problema de los vecinos es el “botellón”, a pesar de la ordenanza municipal. El grupo municipal del PP de Vigo pidió ayer al gobierno local que ponga en marcha "medidas de control y corrección" para evitar las consecuencias del botellón en varias zonas del Casco Vello y del centro de la ciudad. El edil Miguel Fidalgo aseguró que “el problema se recrudece” en lugares muy transitados, "afectando al descaso de los residentes“.n
