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Ratas bajo la protección de San Antón

‘Ágata’ se muestra más sociable, mientras ‘Parker’, recuperándose de una operación, permaneció en el transporting.
photo_camera ‘Ágata’ se muestra más sociable, mientras ‘Parker’, recuperándose de una operación, permaneció en el transporting.

Parker y Ágata recibieron la bendición en la iglesia de La Soledad por el día del patrón de los ganaderos y el protector de los animales en una ceremonia donde las mascotas mayoritarias volvieron a ser gatos y perros

  “Son dóciles, muy cariñosas e inteligentes, responden al nombre cuando se les llama”. Inés, acompañada por Ermitas, no podía disimular el cariño que le procesa a ‘Parker’ y ‘Ágata’, dos ratas comunes, aunque albinas, que ayer recibieron la bendición en La Soledad por San Antón. “Parker’ está recién operada de un tumor por eso la traemos, para que el santo la proteja”. Su propietaria se animó a adquirir estas mascotas después de tener un ratón, también común. “Lo ideal es poder rescatarlas, pero no siempre es posible, éstas proceden  de crías en cautividad”. Para Inés, vecina de Vigo, solo tienen un pero, “mueren muy pronto, a los tres años”.

‘Parker’ y ‘Ágata’ acudieron a la bendición que a iniciativa del párroco de La Soledad, Alberto Cuevas, se da cada año con motivo de la festividad de San Antón, patrón de los ganaderos. Con presencia mayoritaria de perros y gatos, en el atrio de la iglesia de O Castro también se dieron cita tortugas o ratones, muchos llevados por niños.
“Me gusta pensar que cada uno de vosotros es un San Antón para sus animales”, afirmó Cuevas, dirigiéndose a los fieles desde la escalinata del templo, asistido por la monaguilla Helena. Explicó la leyenda del ermitaño, que se representa junto a una jabalina (confundida en alguna ocasión por un cerdo): “San Antón cuidó a un jabato ciego con tanto amor que acabó por curarlo y el animal nunca más se separó de su lado”.
Después de una lectura del “Génesis”, “libro catequético, no científico”, apuntó, recordó que “todo fue creado para beneficio del hombre”. Animó a los presentes a aprender las virtudes de sus animales y si es posible trasladarlas a la convivencia social”. Así enumeró “la fidelidad, la ternura, el cariño y sobre todo dejarse querer y mimar, que es un forma de caridad”, además de “la constancia, la perseverancia, la obediencia, incluso el sentido del humor”. El acto finalizó rociando agua bendita sobre los animales, que fueron presentados ante el párroco para la bendición individual.n

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