LUISA PÉREZ MÉNDEZ ESPECIALISTA EN ENDOCRINOLOGíA DEL HOSPITAL VITHAS FáTIMA

“Lo primero que nos lleva a la obesidad es el desorden, luego la cantidad y el ejercicio”

La doctora Luisa Fernanda Pérez, en Fátima.
photo_camera La doctora Luisa Fernanda Pérez, en Fátima.

Luisa Pérez es especialista en Endocrinología en Vithas Fátima. Fue jefa de la Unidad de Nutrición y Dietética del Xeral-Cíes, entre otros cargos en distintos hospitales ,y fue profesora en la Complutense. Cuenta con medio centenar de publicaciones en revistas, participó en siete ensayos clínicos y es coautora de la patente e-Nutrimet. 
 

Seis de cada diez europeos son  obesos o tiene sobrepeso. España está por encima de la media europea en este ránking poco recomendable y se atribuye al abandono de la dieta mediterránea y del ejercicio físico. La obesidad es ya una de las epidemias del siglo XXI.
¿Cuándo hay que tomar medidas con el peso?
Relativamente pronto. Hay que tratar de estar en el normopeso, pero como eso es bastante difícil a partir de un índice de masa corporal (relación de peso y altura) de 26 o 27 hay que empezar a preocuparse y tratar de dar marcha atrás.

¿Cuáles son las consecuencias si uno no se preocupa?
Las consecuencias de la obesidad en general y de la obesidad mórbida en particular son las enfermedades cardiovasculares, una mayor tendencia a tener infartos y accidentes cerebrovasculares, padecer diabetes, cánceres, problemas articulares, tiene muchas consecuencias. Aunque la obesidad ya es una enfermedad por sí misma, agrava y desarrolla otras enfermedades que acortan la vida de la gente y le hacen tener peor calidad de vida.

¿Aún hay gente que no ve la obesidad como una enfermedad?
Sí, los hombres son más reacios, más que las mujeres creo que por razones sociales y de imagen. Y cuánto más alto es el nivel sociocultural tienen más conciencia de que es un problema.
Hay personas que se quejan de que engordan “con nada”. ¿Hay un componente genético?
Sí. Es un mundo aún por descubrir pero ya se están perfilando alteraciones genéticas que ayudan a que tengas más probabilidad de padecer obesidad. También hay factores que influyen como el bajo peso al nacer, la obesidad de la madre antes de nacer el niño, las horas de sueño.

¿Está creciendo en niños?
Nuestro grupo de Endocrinología del Xeral-Cíes había hecho un estudio de sobrepeso y obesidad infantil en la provincia de Pontevedra que se publicó en una revista internacional. Se hizo en dos etapas, en 1989 y en 1999 y se vio que el sobrepeso pasaba del 11% al 18%, y la obesidad del 2,7 al 6,2. Imagínese el salto que hubo desde entonces, mucho mayor. También se había igualado el sobrepeso de los niños de las comarcas del interior (era más bajo) con los de la costa.

¿Hay gente que come más por ansiedad?
Hay trastornos. Hay gente que libera su ansiedad comiendo. Vuelven su ansiedad contra sí mismos y  lleva a veces a comportamientos anómalos en relación con la comida, como el trastorno por atracón, el comedor nocturno, el picoteo.

¿Cuáles son los principales fallos que cometemos al comer?
Para mí lo primero que lleva a la obesidad es el desorden, la gente come por así decir a demanda. Se saltan los desayunos que es básico por razones fisiológicas y por las hormonas que intervienen en la regulación del apetito, no se respetan las horas de sueño (siete como mínimo) y hace que tengamos menos capacidad de hacer cosas y durmamos la siesta cuando debemos tener actividad física. En segundo lugar, la cantidad que comemos y luego está la actividad física, que no es para adelgazar sino para ayudar a mejorar las hormonas y demás factores que intervienen en el control del peso y favorece que no ganemos kilos.

¿Cuesta mucho dar marcha atrás? ¿Hay gente que está toda la vida haciendo dieta?
Eso es horrible. A mí la palabra dieta me pone de los nervios, yo estoy en contra de esa palabra, es nefasta. Primero orden y después cantidad. Los alimentos por sí mismos no engordan ni adelgazan, sino el cómo, cuándo lo comemos y cuánto. El problema de la obesidad no es como una infección que se cura con un antibiótico, está más relacionado con un estilo de vida que con un tratamiento médico al uso, por eso es difícil.
¿Antes de llegar a la solución más extrema, como es la cirugía, que se puede hacer?
Desgraciadamente tenemos muy pocas soluciones, hay que cambiar el estilo de vida. Y la cirugía tampoco es la solución final, puede haber rebotes si no te cuidas.

¿Qué se puede hacer a nivel social contra esta epidemia?
En adultos es complicado, pero en la infancia las escuelas deben favorecer que los niños jueguen en el recreo, que haya sitios donde puedan hacer actividad física, que el horario escolar y los deberes no se lo impida y que los padres no permitan que sus hijos vayan sin desayunar. Hay muchos niños que tienen este mal hábito. Los padres también pueden hacer que sus hijos coman verduras pero si ellos mismos no lo hacen es difícil que los niños lo hagan. Es necesario concienciar en la infancia de la importancia de la buena alimentación. También se debería bombardear desde los medios de comunicación porque llegan a mucha gente y pueden provocar una reacción. El gasto sociosanitario de la obesidad es enorme y es evitable, y más en España donde hay abundancia de verdura, fruta y pescado del mejor. 
 

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