Un posible homicida por localizar 17 años después del hallazgo del cuerpo

 La desaparición y muerte de Déborah Fernández ocurrió hace ya 15 años, pero el caso continúa muy presente en la sociedad viguesa por la gran conmoción que causó entonces como el que en la actualidad provoca el crimen de Diana Quer. 
El 30 de abril de 2002 Déborah Fernández-Cervera  salió a hacer footing. La Policía cree que aquella tarde se encontró  con alguien conocido. Su pista se pierde en el Museo del Mar, la última vez que alguien la ve.  Unos días después, su cuerpo apareció desnudo, cubierto de helechos en una carretera en Oia.
De qué es lo que llevó a esa persona que se cruzó en su camino a acabar con su vida, nada se sabe hasta el momento. Lo que sí tiene claro la Policía es que la hipótesis de un homicidio es más probable que la de una muerte súbita (ambas posibilidades explicarían los resultados de la autopsia). Déborah murió por asfixia, pero los agentes creen que no fue de forma natural sino que alguien pudo hacer que le faltara el oxígeno tapando su cara con un objeto blando, similar a una almohada. Los informes forenses que certifican que la hora de su muerte se produjo las 21,30 horas del 30 de abril (el mismo día de su desaparición) confirmarían que el cuerpo no pudo estar a la intemperie los diez días que pasaron hasta que fue hallado. El asesino lo mantuvo escondido durante días en un lugar seco, una bodega o un frigorífico. Después la desnudó, para no dejar señas inculpatorias, y la abandonó en una cuneta. El caso sigue sin resolver.