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El parque botánico de Bembrive dispara visitas

Indicadores del sendero del Eifondo, el parque botánico Arco da Vella de Bembrive.
photo_camera Indicadores del sendero del Eifondo, el parque botánico Arco da Vella de Bembrive.

Instalada toda la señalización del sendero, que alcanza los tres kilómetros y que cuenta con molinos y cascadas

nnn La Entidad Menor de Bembrive completó la señalización del parque botánico Arco da Vella, sobre el río Eifonso, y el resultado ha sido una mayor afluencia de visitantes a un entorno único en todo el municipio vigués. El sendero sobre el principal afluente del Lagares cuenta con un salto de agua, molinos y flora y fauna con indicativos en colores para explicar a los paseantes lo que se pueden encontrar. El tramo principal va hasta la cascada, alrededor de un kilómetro, pero continúa hacia el monte, alcanzando los restos de una aldea perdida todavía por catalogar. En total, unos 15.000 metros cuadrados que trasladan la ciudad de Vigo a un paraje de la Galicia más profunda.
El alcalde pedáneo de Bembrive, Roberto Ballesteros, explicó que la instalación completa de la señalización es reciente, desde finales de 2016, y todavía quedan algunos aspectos por afinar, pero el resultado ha sido mejor de lo esperado, "cada vez con más visitas". Un problema de su éxito es que apenas hay espacio para dejar el coche para iniciar el camino, así que la Entidad de Bembrive recomienda comenzar a andar desde arriba, en el pabellón. 
Pieza esencial son los molinos de agua, que se encuentran cerrados por motivos de seguridad, salvo el llamado A Pedrosa, que incluso funciona, "aunque hay que ponerlo en marcha". Bembrive invirtió 32.000 euros en el parque botánico porque hubo que adecentar las escaleras y la señalizacíon que se hizo por fuera, con señales indicativas
Además de los molinos, la "fervenza" del Eifonso y el paraje excepcional, el recorrido completo de  tres kilómetros, de mayor complejidad y con fuertes pendientes, finaliza con los restos de casas abandonadas quizá en el siglo XIX –o antes, en el XVIII-, un paraje denominado Aldea da Fraga de San Cibrán. La Entidad Menor mantiene que hace falta un estudio a fondo y la recuperación del entorno como parte del parque botánico. En total eran seis edificios que en su momento albergaron varias familias que vivía de la agricultura, de los frutos de la tierra, el ganado y de los molinos, y de una escasa actividad comercial. La primera noticia de la Aldea da Fraga es de 1528, cuando el obispo de Tui entrega "el casal de la Fraga de San Cibrán con sus dos casa de morada" a Gregorio Vázquez Escudero, que estaba obligado "a morar dicho casal y labrar las heredades dentro de los dichos límites que son para dar pan, y que el dicho Gregorio  y labradores sean vasallos y obedientes de su santidad el obispo". n

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