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Oroza: “Temo convertirme en cebo de la multitud”

Carlos Oroza presentó en 2013 “Évame”, su poemario completo.
photo_camera Carlos Oroza presentó en 2013 “Évame”, su poemario completo.

El poeta recibirá mañana la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes 

Carlos Oroza (Viveiro, 1923), el que fuera poeta contestatario de los setenta en Madrid y uno de los principales representantes españoles del movimiento beat, vive su época dorada en cuanto a reconocimientos se refiere. Ayer tomó un avión en Peinador con destino a Madrid, donde mañana le impondrán la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.
Recibió con sorpresa y  una mal disimulada emoción este nuevo reconocimiento: “No lo esperaba; estoy contento, pero no mucho”, reconoció en la víspera de su viaje. Admitió que esas pequeñas reticencias ante el premio se deben a que “temo convertirme en cebo de la multitud”. Afincado desde hace años en las ciudad, vigués distinguido 2013, Carlos Oroza, que siempre contó con el reconocimiento del público y la crítica, suma ahora  el parabién de las instituciones, algo a lo que no le da excesiva importancia: “El momento del éxito no llega nunca, porque esta situación empieza a entrar en contracción con la consideración de poeta maldito, que implica no solo ser aceptado por obediencia o porque no queda más remedio”. Ve en el apoyo del público el motivo de esta concesión: “Hay muchos testigos que me escucharon en plena calle, transeúntes que se paraban”. Con especial cariño recuerda su última intervención como rapsoda urbano. Fue a finales de agosto en Vigo, con motivo de la inauguración del festival audiovisual “No tengo Mamá”, del colectivo Seara. Recitó ante más de 400 personas en la plaza detrás del Marco. Para Oroza, es eso la poesía: “Si los versos no llegan al gran público, carecen de sentido; tienen que demostrar que hay más que lo real, hay pensamiento y trascendencia”.
Cree que un poeta deja de componer cuando comienza a analizar su propia obra: “Es peligroso que el ángel se duerma, entonces no hay nada que hacer”. Admite vivir un momento de tranquilidad “revisando la poesía que tanto me esclavizó”.

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