Dos oficinas de la antigua nave de Frigoríficos del Berbés, arrasadas ayer por el fuego
El fuego volvió ayer a causar estragos en una de las cinco naves vacías que esperan por el nuevo plan para Beiramar, una zona en pleno proceso de reactivación.
El incendio tuvo lugar en la antigua nave de Frigoríficos del Berbés, una de las más castigadas desde que dejó la actividad en 2010.
La alerta surgía sobre las 12,00 del mediodía cuando vecinos de la zona daban aviso a la Policía Nacional porque salía humo de una de las plantas del inmueble situado en Jacinto Benavente. Cuando los agentes llegaron al lugar, pudieron observar cómo las llamas devoraban dos oficinas de la primera planta que da a la calle Severo Ochoa y cuya fachada se desplomó en un voraz incendio sufrido en 2013.
Tras dar aviso a los bomberos, los efectivos policiales accedieron al interior de las ruinas por una valla de seguridad que se encuentra cortada. La intención, comprobar que no hubiera ninguna persona en el interior, ya que la nave se ha convertido en lugar de refugio de personas sin techo y okupas.
Dos motobombas de los bomberos se trasladaron a la zona, junto con la Policía Local, que cortó el tráfico en Jacinto Benavente y Severo Ochoa, así como agentes de la policía portuaria y una ambulancia sanitaria por si fuera necesaria su intervención.
La extinción se dio por completada media hora después. Fuentes de bomberos explicaron que el fuego se extendió a dos oficinas y se propagó rápidamente ya que en ambos despachos había acumulada gran cantidad de papeles y documentos, que ardieron con rapidez. El grado de calcinación de las dependencias impidió saber el origen del fuego, si bien no se descarta que pudiera ser causado por la persona o personas que se adentran en su interior, y de cuya estancia había restos.
La nave, cuya concesión se otorgó a la cadena Lidl para la construcción de su mayor supermercado en la ciudad, está a la espera de la licencia municipal para el inicio de las obras.
Los bomberos reconocen haber acudido en varias ocasiones al mismo lugar por diversos incendios en su interior. Los de mayor gravedad se produjeron en 2011, con personal en el interior que pudo salir sin verse afectado, en 2013 donde se desplomó la fachada lateral y el último en 2014, intencionado.
