25 AÑOS DEL ACCIDENTE EN PEINADOR

"No volví a subirme a un avión"

Así, carbonizado, quedó el avión tras el aterrizaje sobre su "panza".
photo_camera Así, carbonizado, quedó el avión tras el aterrizaje sobre su "panza".

Pasajeros del vuelo accidentado en Peinador hace 25 años recuerdan el suceso más trágico en la historia del aeropuerto que pudo acabar en tragedia.

 Hace 25 años el DC-9-32 de Aviaco  que realizaba el vuelo AYC-260 entre Barajas y Vigo, con seis tripulantes y 110 pasajeros a bordo sufrió el mayor accidente de la historia de Peinador. Los resultados oficiales de la investigación oficial confirmaron la primera impresión: que el avión tocó en las tres luces de una barra de aproximación, con la pata izquierda del tren de aterrizaje principal y zonas aledañas del fuselaje, cuando se encontraba en el tramo final de la trayectoria de aterrizaje. Más adelante entraron en contacto con el terreno en la zona libre de obstáculos las ruedas de las patas del tren de aterrizaje principal, que se rompieron y también el depósito de combustible de ese lado, que empezó a derramarse y a arder a la altura de la barra de iluminación de extremo de pista. A continuación, la aeronave se detuvo, envuelta en llamas, en el lado izquierdo de la pista. Eran las 8.15 horas. Tres pasajeros resultaron con heridas de cierta gravedad, uno de ellos Antonio Gutiérrez, que era secretario de Comisiones Obreras y que por ello se llevó todos los focos, incluyendo una visita de la prensa al hospital donde fue ingresado y en el que permaneció durante unos días. En la evacuación se utilizaron las dos puertas delanteras, con despliegue de rampas, y las dos salidas de emergencia situadas sobre el plano izquierdo. Según declaró un superviviente, un pasajero abrió también la salida de emergencia del plano derecho, lo que provocó la entrada de humo en cabina: se intentó cerrar sin lograrlo. Ninguno de los viajeros pudo olvidar aquel día, pese al tiempo pasado.

Xaime Rey era en marzo de 1994 senador por el PSOE y  alcalde de Redondela: "Pasé miedo, porque pudo explotar el avión. Pudo ser una auténtica desgracia", recuerda. En aquellos momentos se acordaba de sus hijas "y  de salvarte, luego al llegar a casa pasas pena o tristeza por lo que pudo haber pasado". No tiene problema con la aviación: "Sigo volando, poco, porque voy en tren, pero no tengo miedo. Si me dices 8 horas en un avión ya lo pensaría", explica. Volviendo a marzo de 1994 asume que la suerte "fue enorme, no contabas con salir, no sabíamos ni donde estábamos, acabamos en unas fincas. Pasé miedo, a mí me parecieron minutos y fueron segundos, pero lo pasamos muy mal. Veía a Ventura Pérez Mariño -que nueve años más tarde sería efímero alcalde de Vigo- que venía allí e iba pálido, yo a mí no me veía, supongo que estaría igual. Fue una suerte tremenda". El exalcalde redondelano también destaca el papel de los medios: "Veías al día siguiente en la prensa y los titulares eran terribles, al borde de la tragedia". Lo más curioso es que esa misma tarde tuvo que volver en avión a Madrid porque había una reunión importante en el Senado. Y al llegar a  Cibeles el taxi en el que iba frenó "y chocamos, dos accidentes el mismo día. Me dije que hoy la tengo negra, así que me bajé y me fui a pie. Subí en avión por la tarde a las cinco y tuvimos que aterrizar en  Santiago, pero fui tranquilamente". Y otra cosa del accidente de Peinador que recuerda bien: "Lo que sí puedo decir es que estuvimos bastante serenos todos".
Fita Villaverde, esposa de Rey, le acompañaba en el viaje y tajante, afirma que no volvió ni volverá  a subir a avión, "y lo que sufro cuando viene mi hija a Peinador. Horrible me da más miedo que entonces, en el momento pasó y ya estaba, y además todo el mundo muy fino, nadie dijo nada, salvo Ventura Pérez Mariño", señala. "Veníamos del congreso de PSOE, y Ventura venía detrás del asiento. Cuando vamos a aterrizar, yo callada, luego plantó fuego un ala y se veía ardiendo, yo seguía callada, y lo que dije a mi marido fue a rezar y mientras mantenerme agarrada al asiento". Explica que lo más duro fue el golpe que dio el avión "porque no aterrizó, iba a rastras por la barriga, no te imaginas a qué velocidad. Había niebla, no sabíamos cómo íbamos y en esto que hizo un trompo y acabó en una finca y la tierra labrada lo hizo parar".  Otra anécdota negra de aquel día fue la conversación con el entonces director del aeropuerto, Juan Maceira. "Cuando le preguntamos,  vosotros qué pensabais, nos contestó que creían que no les iban a llegar las salas para meter las cajas. Casi me desmayo".
Antonio Gutiérrez era el más famoso del elenco como secretario de Comisiones Obreras y fue también el más perjudicado con el accidente, hasta el punto de que tuvo que ser hospitalizado con fractura de platillo tibial en la pierna derecha y trasladado directamente en ambulancia, el resto de los ocupantes de la aeronave fueron a la terminal del aeropuerto en autobuses.
"Recuerdo que en el momento de aterrizar empezó a pegar tumbos y algún asiento se arrancó de cuajo, mascarillas por el aire. Se encajó el tren en una arqueta porque aterrizó antes de lo debido, con el rozamiento comenzó a arder y los pasajeros salieron por una puerta de emergencia", rememora el sindicalista. "Cuando ves que se para el avión hay como un momento de tranquilidad para a continuación, pánico por salir, el piloto con una linterna llegó a la cola del avión a ver si quedaba alguien, y la gente le decía a gritos que saliera, que iba a explotar". "Se desalojó en 90 segundos y nos salvó a todos. La sensación era de mucha confusión, la gente se agolpaba. En ese momento pensé que había que salir, pero con orden". 

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