Los arenales de Vigo, como Samil (en la imagen) se llenaron ayer de visitantes que no quisieron que las nieblas les arruinansen un perfecto domingo de verano.
Pese al cielo cubierto, las temperaturas acompañaron para que muchos dispusiesen sus toallas sobre la arena e incluso se atreviesen a darse un chapuzón. Los menos aguerridos se conformaron con un agradable paseo.