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El Náutico ya espera por el administrador concursal

El alcalde de Boiro, el vicepresidente del Náutico y Durán, ayer.
photo_camera El alcalde de Boiro, el vicepresidente del Náutico y Durán, ayer.

El Juzgado Mercantil dispone de toda la documentación requerida y el club prevé de inmediato el auto de declaración en concurso de acreedores e iniciar una etapa crucial

nnn  El Real Club Náutico ya sólo está a la espera de que el Juzgado Mercantil nombre administrador para que se haga efectiva su entrada en concurso de acreedores e iniciar una etapa crucial.  Según señaló la presidente del club, Justo González Ballesta, resta una comunicación por parte del juez, que dispone de toda la documentación requerida. "Sólo resta que emita el auto con la designación del administrador, todo el proceso está ya terminado", indicó. 
Una vez nombrado administrador, éste se ocupará de poner en marcha el proceso para liquidar las deudas mediante una quita -el 50 por ciento, estima el Náutico- o si no hay acuerdo con los acreedores, la venta del club, opción que la directiva considera que no se dará en ningún caso. Su papel resulta determinante y fijará el futuro inmediato del club. Las deudas acumuladas ascienden a 5,1 millones de euros, la mayor parte con Abanca y el resto con instituciones públicas como la Autoridad Portuaria o Agencia Tributaria. El Náutico se fija en el caso del Celta, que pasó por el mismo proceso y salió reforzado tras una quita superior.

REUNIÓN EN BOIRO
En paralelo, el Concello de Boiro acogió una reunión de coordinación convocada por Portos de Galicia  y presidida por José Juan Durán Hermida. Al encuentro asistieron el alcalde boirense, Juan José Dieste Ortigueira, el presidente de la Asociación de Clubs Náuticos de Galicia, así como representantes de los distintos clubs náuticos y deportivos de la comunidad gallega, entre los que se encontraba el vicepresidente del Náutico, José Antonio Portela.
Durante la reunión, se abordaron, entre otros temas, la presencia de Galicia en salones y ferias náuticas nacionales e internacionales. En este punto se analizó el buen resultado obtenido en la temporada 2015/2016 con la participación en salones como el de Francia, por lo que muchos de los asistentes se mostraron partidarios de ampliar la presencia  gallega a otras citas europeas como el Salón de Düsseldorf (Alemania).  El objetivo es que la oferta náutica gallega se dé a conocer en el norte de Europa. 

El Náutico levanta amarras

Jorge Barrecheguren
 

 Consideraba el periodista ribeirense Manuel Lustres Rivas que Vigo era un pueblo divorciado del mar, una urbe que vivía de espaldas a su principal recurso a pesar de que “más allá de Redondela, hacia el interior se cree, unánimemente, que Vigo es un pueblo de marineros.” El escritor galleguista, represaliado al comienzo de la Guerra Civil, hacía estas reflexiones en el libro “Vigo en 1927” donde en un breve texto glosa la historia del Real Club Náutico de Vigo.
La semilla se plantaba en 1925, cuando Gerardo Campos Ramos recibe la presidencia de la sección Club Náutico dentro de la Asociación Popular, institución impulsada por el alcalde Gregorio Espino y encargada de la organización de festejos. Formada por ilustres ciudadanos aficionados y vinculados a la vida náutica como Humberto Álvarez, Carlos Bárcena de Andrés, Camilo Molíns, Tomás Calvar o Manuel Borrajo, el primer objetivo de la agrupación es crear un núcleo social bastante en calidad y cantidad para mantener el Club. La primera junta directiva para los años 1926 y 1927 estaba presidida por Estanislao Durán. Entre los proyectos que manejaba la sociedad se encuentra la organización de una semana de regatas a vela o de una gran competición de lanchas motoras, que se convertiría en un escaparate más para la industria naval viguesa.
La sede social elegida será un pailebote, embarcación similar a una goleta, de elegantes líneas y donde el 12 de septiembre de 1926 se celebraba la inauguración oficial. El interior del buque hubo de ser adaptado para poder albergar una asociación de estas características: en invierno las embarcaciones y yates eran guardados en las bodegas, con diferentes pañoles para el almacenamiento de velámenes, embarcaciones de remos o la lancha automóvil del Club. Contramaestre y marinería del velero, conocido como Klosofic y fondeado frente al muelle de viajeros, tenían también sus camarotes en el mismo, completando el suntuoso conjunto el bar-restaurante, el tocador de señoras o la biblioteca, ubicada en la popa del barco. En la cubierta, por su parte, se organizaban fiestas y eventos, bajo la protección de una toldilla.
La visita de Alfonso XIII en septiembre de 1927 supone un acontecimiento de gran relevancia para un Club que apenas contaba un año de vida. El monarca es recibido en el embarcadero, un concurrido lugar de recreo, siendo Gerardo Campos el encargado de cumplimentar al rey en nombre de los socios, y pidiendo a Alfonso XIII que aceptase la presidencia honoraria. Recién llegado a Madrid, comunicaba la aceptación de este honor: nacía el Real Club Náutico de Vigo. 

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