EL MUSEO DE VIGO

El museo cumple ochenta años

Imagen de la entrega de "Mariñeiros de Bouzas" en 1933, una de las primeras esculturas depositadas.
photo_camera Imagen de la entrega de "Mariñeiros de Bouzas" en 1933, una de las primeras esculturas depositadas.

En el verano de 1937, con un año de retraso por el estallido de la Guerra Civil, se inauguró el Pazo-Museo Quiñones de León con más de doscientas obras y la decisión de convertirse en "el museo romántico de Vigo" 

nnn El museo municipal de Vigo  cumple ochenta años. Ocho décadas de servicio a la ciudad sacando pecho porque fue el primero y, al igual que ha sucedido con otras muchas actuaciones, costó lo indecible para que se pusiera en marcha. Aprobada su creación por la Comisión Municipal Permanente en 1926 (7 de julio), no sería hasta 1937, en plena Guerra Civil, cuando se inauguró en el Pazo de Castrelos con toda la pompa del momento. Era el 22 de julio. 
Castrelos era el lugar ya pactado y elegido desde 1924, cuando la propiedad fue donada a la ciudad a cambio de arduas gestiones para la concesión de la Grandeza de España al marqués de Alcedo, pero el asunto necesitó de más recorrido para su inauguración definitiva. Usufructuaria del mismo Mariana de Whyte, la viuda del marqués de Mos y Valladares, el Concello no recibiría la finca y pazo hasta 1933. Además, el patronato del museo no quedaría definitivamente constituido hasta marzo de 1935. Cuando la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando anunciaba que la representaría el arquitecto Antonio Palacios.
Según recoge la prensa de aquella época, el museo reunía más de doscientas obras de Goya, Teniers, Beerstraten o Rubens, entre otros, o parte de la fuente de Neptunio, y a la inauguración se invitaba a todas las instituciones, desde el alcalde Emilio Salgado hasta el gobernador civil o el presidente de la Diputación. Incluso "dos alcaldes por distrito y todos los alcaldes de Castrelos", anunciaba "El Pueblo Gallego". Las Alcaldías de barrio estaban vigentes en aquel tiempo. En zona ocupada por las fuerzas sublevadas al mando de Franco, los discursos giraron obviamente en torno al Caudillo. Tras ellos, la banda música municipal interpretaba el Himno Nacional, para a continuación firmarse el acta de apertura del museo por las autoridades y personalidades asistentes.
El pazo contaba con nueve salas que fueron muy celebradas por los invitados. Después, el patronato anunciaba que el museo se abriría al público dos días a la semana, jueves (gratis) y domingos (50 céntimos). Un paseo por los jardines concluiría la histórica jornada del 22 en la que se avanzaba que el museo era "los primeros balbuceos de un propósito: El Museo Romántico de Vigo. Aspiramos a dotar a la ciudad de un Museo que recoja objetos, datos, muebles, pinturas, vajillas, lozas, etc., representativas del Vigo de nuestros antepasados, de aquel Vigo minúsculo pero lleno de encantos que surgió por el esfuerzo de nuestros padres aliados con la naturaleza (...)", sostenía en su discurso el vicepresidente del museo, el "camarada Cerqueira".
Este verano se han cumplido así ocho décadas del pazo como testigo de los valores culturales de la ciudad. Aunque sus Bodas de Roble (ochenta aniversario) han pasado desapercibidas -otros centros culturales, con menos, logran más reconocimientos-, hasta el 14 de enero próximo el museo vigués ofrece la exposición "Divino Profano. Cultos, imaxes e significados", promovida por la Concellería de Cultura. La muestra, una más de las de relevancia que diseña el director José Ballesta, presenta una serie de imágenes nacidas de la existencia de un culto que las motivó. Enfocadas desde varias temáticas (imaxes para educar na fe, imaxes para alimentar a alma, imaxes para a eternidade o imaxes para a conciencia), esta propuesta cultural del museo de la ciudad estará vigente varios meses más cumpliendo así un año.
El pazo de Castrelos, cuyos jardines son diariamente visitados por numerosos vigueses, posee entre sus muros una cantidad espectacular de octogenaria sabiduría. n

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