NUEVA SEDE DEL CELTA

Multitudinaria combinación celeste y adolescente

Carlos Mouriño se dirige a los asistentes a los actos de inauguración de la nueva sede del Celta, que se realizó ayer en Príncipe.
photo_camera Carlos Mouriño se dirige a los asistentes a los actos de inauguración de la nueva sede del Celta, que se realizó ayer en Príncipe.

Los actos de apertura de la sede del Celta congregaron a miles de vigueses en Príncipe con fugaz aparición de los jugadores y éxito de Operación Triunfo

 Entre la pasión celeste y el amor por la música televisiva. Del público familiar en busca de una bufanda y una visita a los ídolos del fútbol a un fervor adolescente para seguir las actuaciones musicales, especialmente la de Roi Méndez y Luis Cepeda, salidos de Operación Triunfo.


Los actos de inauguración de la nueva sede del Celta vivieron en la tarde de ayer una combinación poco frecuente con miles de vigueses en el epicentro comercial de la ciudad, que el Celta quiere convertir también en futbolístico. Tras el calentamiento matinal, los puntos fuertes llegaron con la tarde. A partir de las 18:00 horas comenzó la concentración celeste en el Museo del Marco con varios centenares de personas que pronto se convirtieron en un par de millares y en aumento. En la esquina, se formaban largas colas para agotar unas preciadas bufandas y, unos metros más allá, el voluntarioso Nelson Quinteiro con el Equipo B trataban de animar a un público algo parado con sonidos perfectamente conocidos en Balaídos. Primero optaron por el "Miudiño", después por el "Díxolle o sobriño ó tío" –un clásico a recuperar– y finalizaron por el himno del Celta que, tras muchos intentos, levantó el ánimo del público antes de la llegada de los jugadores.


El cruce entre Velázquez Moreno con Príncipe ya estaba lleno y se colapsó un poco más a pocos minutos de la esperada aparición de los deportistas. Ante el posible colapso, una pantalla led gigante ejerció de segundo escenario a unos cien metros del real. Con el paso de los minutos, también se lleno este tramo de Príncipe y ahí terminó el público tranquilo que optó por evitar agobios.


A las puertas de la sede comenzaron a salir los jugadores bajo la llamada de Javier Veiga –presentador del efímero acto ante los aficionados–. Los primeros fueron coreados y los siguientes, directamente, nombrados a la carrera sin espacio para el aplauso. Estuvieron los futbolistas unos diez minutos sobre el escenario. El único en tomar la palabra fue el presidente céltico, Carlos Mouriño, para asegurar que la sede del Celta "es la casa de todos" y decir que es el primer acto de su trío mágico, que completan la ciudad deportiva y "un estadio digno". 


Después, pregunta de Javier Veiga para que los futbolistas pudieran decir "vémonos na sede". Salieron sin que ninguno tomara la palabra ante los miles de celtistas con ganas de aplaudir. Eso sí, algunos aprovecharon para regalar sus bufandas a los presentes en las primeras filas.


Después llegaron veinte minutos de transición en los que se escucharon testimonios de celtistas antes de afinar el escenario para la llegada de las actuaciones musicales. Cuando empezaban a escucharse los primeros rumores y 'silbidos' de impaciencia, la conductora del acto pidió calma y al nombrar a Roi Méndez y Luis Cepeda, se pudieron escuchar los primeros gritos de excitación. 


Fue la pequeña previa de lo que se viviría después. Primero pasó por el escenario Miguel Costas, después apareció Budiño y, a continuación, el trío de jóvenes cantantes de Operación Triunfo. Fue el momento en el que directamente desapareció el público familiar celtista para cubrirse las primeras filas de adolescentes con teléfono en mano para retratar a sus ídolos.


Muchos gritos mientras que Roi Méndez y Luis Cepeda interpretaban sus éxitos 'pop' de tanto arraigo entre el público juvenil. No obstante, Cepeda tuvo su momento de inspiración céltica y comenzó a cantar la 'Rianxeira', que para algo era una fiesta céltica. Después apareció Miriam –por sorpresa–, que entre su repertorio incluyó una hermosa entonación de Camariñas para la que pidió la colaboración de público, pero no terminó de aparecer entre la juventud que se afanaba en hacer su vídeo. 


Con la llegada de Alejandro Portilla y sus toques de balón con la camiseta del Celta y la viguesa Wöyna llegó la lluvia y desaparecieron las adolescentes. Fuegos artificiales a ritmo de "Mi gran noche" sirvieron para la despedida.n

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