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Las "miguelianas" se rebelan: “Esta causa es un montaje, basta ya”

Antiguos integrantes de la Orden y Mandato acompañaron a las consagradas ayer en Pontevedra.
photo_camera Antiguos integrantes de la Orden y Mandato acompañaron a las consagradas ayer en Pontevedra.

Las exhermanas de la Orden investigadas por asociación ilícita rompen su silencio tras cerrarse la instrucción

 "Jamás Miguel Rosendo abusó de mí sexualmente, nunca he tenido relaciones sexuales completas ni parciales, no es no. No he sido vejada, ni manipulada. Este caso es un montaje”.  Con estas palabras, Marta Paz, considerada mano derecha de Miguel Rosendo, fundador de la extinta Orden y Mandato de San Miguel, iniciaba ayer la primera comparecencia pública de las consagradas ‘miguelianas’ investigadas  por asociación ilícita, tras el cierre de la instrucción de la causa que se sigue contra dicha organización religiosa. 
 Junto a ella comparecieron las  que fueran superioras Ivana Lima e Iria Quiñones, acompañadas por la hermana de la primera, Miriam (nuera de Miguel Rosendo y madre de sus dos nietas) y tres sacerdotes madrileños que han hecho de la defensa del líder migueliano su cruzada.


Tres años después del operativo que acabó con la detención e ingreso en prisión del fundador de la Orden y Mandato de San Miguel, las consagradas decidieron  metafóricamente dar un golpe en la mesa y defenderse públicamente de lo que consideran falsas acusaciones. “Basta ya”, clamaron.


La mayor expectación se centró en Marta Paz, ya que fue detenida en su momento junto a Rosendo y que ha sido considerada como  uno de sus bastones. Sus padres, junto con los de Ivana y Miriam, denunciaron la supuesta trama de abusos y económica que dio origen a la investigación judicial.  Ayer, se mostró “feliz por poder defenderme públicamente” e indignada con lo ocurrido. “Fui detenida, acusada públicamente de ser mano derecha de una organización criminal y después de tres años y cientos de folios en la causa no hay ni una sola palabra que diga que yo le haya hecho daño a nadie”, afirmó.


Igual de rotunda al negar los abusos de Miguel Rosendo, lo fue al asegurar que “sí he sido violada  en mi dignidad de mujer y consagrada a Dios por todas las personas que han elaborado este montaje por el que un inocente está en prisión” y se refirió a las pruebas periciales que tuvo que someterse tanto a nivel psicológico como ginecológico para demostrar, dijo su virginidad. Ivana Lima mantuvo la misma línea que su compañera, calificando la causa de “montaje”  y afirmó que fue el obispo en su momento quien “por obediencia a la Iglesia nos obligó a guardar silencio. Hemos padecido por amor a la Iglesia”, señaló. Ella también quiso dejar claro que no sufrió abusos por parte de Rosendo, “ni he sido abducida o manipulada, ni he coaccionado a nadie”. Se lamentó de que fueran sus propios padres quien comenzaran el proceso y alegó motivos económicos para hacerlo, “pretenden ganar la jubilación con la indemnización del proceso”.  Ivana señaló al capellán de A Lama, Isaac de Vega, como el principal responsable de que comenzara la historia. “él sí impuso a Miguel, a mí y a todos los miembros sus criterios, él sí me agredió en dos ocasiones y me insultó y él sí me acosó psicológicamente y destruyó  la asociación”.
Este sacerdote fue señalado durante la comparecencia en reiteradas ocasiones como el culpable de esta situación o montaje que aseguran creó por su “ambición y ganas de poder”. 
No obstante, en la causa se hace constar las declaraciones de la hermana de Ivana y Miriam, quien habría indicado ser víctima de abusos cuando era menor de edad. “Sandra no denunció, ni era menor de edad, era una monja que se enomoró de un cura de la orden y se fugó con él, de noche. No tenían por qué haberse fugado. Ella fue empujada a arruinar a Miguel. La primera vez que hablé con ella, se echó a llorar”.
Por su parte, Iria Quiñones, licenciada en Psicología y la que fuera segunda superiora de las consagradas defendió su derecho a vivir en libertad, consagradas a Dios y defendió la inocencia de Miguel, mientras criticó la avaricia de los padres denunciantes y las maniobras del citado capellán. Negó cualquier tipo de actos de brujería, “es incompatible con nuestra fe”.

Marta Paz

Marta Paz: “he sido violada en mi dignidad de mujer y consagrada a dios por todos los que han hecho  este montaje”

Ivana Lima

Ivana Lima: “nuestro propios padres pretenden ganar la jubilación con la indemnización de este procedimiento”

Iria Quiñones

Iria Quiñones: “no pedimos ningún favor, sólo justicia ante una  acción de unos padres orgullosos y ávidos de dinero”

Referencias al Opus Dei y peticiones al Pontífice

 Los tres sacerdotes que atendían espiritualmente a los miembros de la asociación en Madrid lamentaron la condena eclesiástica,  mediática y social de Miguel Rosendo, del que defendieron su inocencia. “No era una secta destructiva”, señaló Juan Luis Castón, quien señaló a Isaac de Vega como responsable de la situación generada y del que destacó que era miembro del Opus Dei. “Si la intervención del capellán no sería posible mantener el caso en el juzgado”, añadió Eduardo Lostao. 
Por su parte, José Ignacio Martín señaló que “esta bola se inició con una supuesta investigación del Obispado que no fue tal junto con otros sacerdotes del Opus Dei para destruir a Miguel.
Preguntados sobre si creían que el Opus estaba detrás, aseguraron que acudieron en varias ocasiones a hablar con el máximo responsable sobre “un jaleo tan enorme y tan salvaje sobre el que se nos dijo que no le siguiéramos hablando”.
Además, remitieron hasta cuatro comunicaciones al Pontífice sin haber obtenido respuesta. Los tres sacerdotes pidieron la libertad de Miguel, que todavía está en prisión provisional.n

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