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La melodía pictórica de Pulido también ‘suena’ en la Alcaldía

Antón Pulido (Bóveda de Amoeiro, 1944) espera que los visitantes de la Alcaldía disfruten, “solo quiero que gocen con la pintura” al contemplar la exposición que inauguró ayer dentro del ciclo Mostrarte. “El arte tiene que entrar por los ojos”, aseguró.
photo_camera Antón Pulido (Bóveda de Amoeiro, 1944) espera que los visitantes de la Alcaldía disfruten, “solo quiero que gocen con la pintura” al contemplar la exposición que inauguró ayer dentro del ciclo Mostrarte. “El arte tiene que entrar por los o

El artista completará la Praza das Apertas, en Peniche, con una última intervención sobre los edificios lindantes

 “Para mí, una obra de arte es buena cuando al verla siento un cosquilleo en el ombligo; no tiene que ser bella, me tiene que emocionar”. Con estas palabras valoró Antón Pulido la creación artística. Lo hizo ayer durante la inauguración de su exposición en la Alcaldía dentro del ciclo Mostrarte. Su pintura ya permanente en el pasillo de la primera planta se completa ahora con cuatro piezas en la entrada, ocho en el distribuidor, cinco en la sala de espera y siete en el despacho del alcalde. 
Son veinticuatro obras que muestran su recorrido estilístico desde los años setenta, época a la que pertenecen los cuadros figurativos como el retrato de sus hijos, hasta las creaciones más recientes, donde se identifica el lenguaje utilizado en la Praza das Apertas, reservado para los espacios públicos del departamento municipal. “Pasé por todos los ‘ismos’ de la pintura, pero lo que me interesa actualmente es la abstracción, donde el color se identifique con un notas musicales para crear una melodía”, apunta Pulido, que sustenta este modo de entender el arte en la filosofía también defendida por  maestros como Kandinsky o Klee. En su caso, su arte sonaría como un “allegretto sin estridencias”, apunta.  
La pureza cromática está siempre presente en su obra, haciéndola reconocible en un primer golpe de vista. “Lo más difícil dentro del arte es tener una personalidad propia, que no haga falta firmar los cuadros”, reconoce el artista, quien no encuentra una razón al gusto por los colores fuertes: “Las cosas del arte nunca tienen explicación; antes de entrar en Bellas Artes pintaba solo en gris, pensaba que poner color era hacer algo malo; allí descubrí el fauvismo y un mundo de tonalidades”. Reconoce que la principal dificultad de usar esta paleta es la combinación.
En seis meses prevé inaugurar en la sala Salomón de Nueva York. Antes terminará la Praza das Apertas, en Peniche, con una tercera intervención en el programa de medianeras. “Los símbolos saldrán volando a través de la fachada y los balcones de los edificios”, adelanta, tras enseñar los bocetos a los vecinos.

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