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Mejorar el sueño y el ejercicio, nueva meta en la UCI de adultos

Parte del equipo de profesionales que trabajan en la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos.
photo_camera Parte del equipo de profesionales que trabajan en la Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos.

Los familiares se han incorporado con normalidad al servicio más cerrado del hospital

  Nueve meses después de que la UCI de Adultos del Hospital Álvaro Cunqueiro decidiese abrir sus puertas a los familiares para que pudieran estar en el servicio de forma ininterrumpida desde las doce de la mañana hasta las once de la noche, el resultado es que ya son una parte más del servicio junto con los profesionales y los pacientes y no se han registrado incidencias, más bien todo lo contrario. 
El porcentaje de participación es el esperado: desde familiares que trabajan y acuden pocas horas hasta los que son asiduos y aprovechan buena parte del tiempo disponible para acompañar a sus enfermos.  Hay que tener en cuenta también que en la UCI hay pacientes sedados con un respirador que están estables, pero aún así hay familiares que deciden acompañarlos.
 Aunque no se han hecho encuestas de satisfacción, el servicio percibe que las familias están contentas de contar con una flexibilidad horaria tan amplia y en general notan que “se han desestresado, porque si no pueden coger un autobús suben en el siguiente”.
El Cunqueiro fue el primer hospital de Galicia y de los pocos de España en ofrecer un horario de visita de casi doce horas diarias. En A Coruña se ofrecen cuatro horarios de visita distintos al día y en otros hospitales de España optaron por abrir las 24 horas. La jefa del Servicio de Medicina Intensiva del Complejo, Dolores Vila, considera que “no tiene mucho sentido abrir las 24 horas porque la gente se va.  De hecho es raro que se queden hasta tan tarde. Hasta las 11 les llega, luego ven que tienen que descansar y el tiempo hasta que abre por la mañana es muy corto”.

nuevos pasos
La UCI está trabajando para dar nuevos pasos en la humanización con la idea de que los familiares puedan tener un papel más activo en los cuidados y también para mejorar la confortabilidad.
Por un lado, permitirán que participen en los cuidados. En las UCIs ya se les permite que ayuden a darles de comer o al aseo si lo piden. En Vigo quieren implantar el proyecto Gym UCI, una iniciativa que coordinaría el fisioterapeuta de la unidad con las enfermeras. Se trata de favorecer la movilización precoz del paciente, con maniobras sencillas que podrían realizar los familiares de los pacientes. El objetivo final es evitar al paciente las neuromiopatías, alteraciones neuromusculares ocasionadas en muchos casos por una inmovilización muscular prolongada.
Otra de las grandes líneas de trabajo que tienen entre manos es la  confortabilidad del sueño nocturno. Para ello se quieren incorporar al proyecto Sueñon, una iniciativa  estatal impulsada inicialmente por enfermeras, que surgió  de la necesidad de abordar el problema de la interrupción del sueño en los pacientes hospitalizados y su consecuente falta de descanso. En la UCI no se sencillo porque es un espacio en el que existe mucho ruido de maquinaria Aún así quieren trabajar sobre el “ruido evitable” con medidas encaminadas al cambio de cultura, para lograr que se  hable más bajo (Dolores Vila recuerda que España es uno de los países de la UE donde se habla más alto), para cambiar algún turno y otras.
Están a la espera de rediseñar la sala de estar de las familias (lo hará el Sergas en todas las UCIs) y estudian introducir el whatsapp y el correo electrónico (con unos códigos) para informar a las familias.

“No fue fácil, pero la familia es un colaborador no un enemigo”

Dolores Vila está al frente de la UCI de Adultos del Cunqueiro y es la jefa de Medicina Intensiva del Complejo Hospitalario Vigués.


La humanización es un objetivo de todo el Chuvi. ¿Cómo empezó en el caso de la UCI?
La humanización nació con un grupo de ucistas de Madrid, empezaron cambiando un poco el concepto de UCI cerrada a UCI abierta. Se eliminó el alejamiento del paciente y de las familias. Los tres ejes ahora son el paciente,  la familia y los profesionales. Hubo una eclosión en todas las UCIs.

¿Cuál era la situación anterior?
Cuando un paciente ingresa, una cosa es que ingrese y otra cosa es que lo cautives, que lo aísles del mundo. La familia se quedaba fuera, tenía una información corta en el tiempo y corta en proximidad, y el paciente necesitaba a la familia. Me pongo en su lugar y yo también los querría tener al lado. Informábamos por teléfono de diez a una y por la tarde solo si había algún problema. Yo creo que hemos sido crueles. La gente quería saber cómo había pasado la noche su familiar y les decíamos que la había pasado bien, que si no ya hubiéramos llamado. Era lógico cambiar y empezar a abrir las UCIs.
¿Las familias aprovechan la oportunidad?
Están encantados de poder venir y de tener horarios flexibles. En la UCI también vemos los cambios que hubo en la sociedad. Antes venía la familia, tenía tiempo y estaba las horas que le dejabas. Ahora  la gente trabaja, no tiene ese tiempo y optan por llamar. Y las familias también han cambiado, hay separados, con hijos de distintas parejas, ahora ya no viene una familia por paciente, a lo mejor son tres, la nueva, la anterior y la de la señora.  Nos adaptamos. Te acabas incorporando a la historia de las personas.

¿Cómo fue para el personal?
Creamos  un grupo de trabajo e hicimos encuestas previas para ver de donde partíamos y el nivel de obstrucción al cambio. Nos formamos, vimos otros hospitales y trajimos a Gabi Heras a dar charlas. Se hicieron talleres de habilidades de comunicación. No fue fácil, pero si haces las cosas bien la familia es un colaborador, nunca un enemigo, los que se quedan quieren ayudar y les da seguridad verlo.
 

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