La masiva asistencia de público volvió a batir las expectativas de la organización. Fue la primera cita de los skaters olímpicos 2020
Los miles de asistentes a O Marisquiño volvieron a sorprender a la organización. Así, su responsable, Carlos Domínguez, Pity, reconoció que la afluencia este fin de semana en la zona de As Avenidas “superó todas nuestras expectativas”. Y es que el festival de deporte y cultura urbana convirtió a Vigo en un referente internacional durante tres días, donde las competiciones deportivas fueron retransmitidas a cien países de los cinco continentes vía streaming.
La cifra de espectadores superó la de años anteriores, dejando pocas posibilidades de crecimiento. Aún sin datos oficiales, difíciles de cuantificar ya que el acceso era libre por momentos el aforo rozó el completo en los 200.000 metros cuadrados de superficie en los que se extendió O Marisquiño, desde la Praza da Estrela hasta el muelle de Trasatlánticos. “Llegamos al máximo nivel de ocupación y capacidad, por eso ya estamos trabajando en la próxima edición, la de 2018, la que ya hace tiempo sabíamos, tiene que ser el año del cambio”.
Sin querer adelantar ningún detalle, ni dar posibles ubicaciones alternativas que den respuesta a las necesidades actuales del festival, Pity dejó claro que O Marisquiño seguirá sorprendiendo y creciendo en Vigo.
Para Pity, la progresión geométrica de O Marisquiño en estos 17 años está relacionada con que “cada vez tenemos mayor prestigio internacional”. Así, además se ser la primera prueba internacional para los skaters aspirantes a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, acogió pruebas puntuables para tres Copas del Mundo: en las modalidades Street y Minirampa de Skatebording y en FMB Dirt Jump, con la categoría de Gold Even. Asimismo, otra de las modalidades disputadas en Vigo, Motoacuática, es válida para el Campeonato Europeo. El resto de las competincioes, el BMX, Flatland, MTB Downtown y Motocross ofrecen instalaciones de referencias a nivel nacional. Pero además O Marisquiño se ha convertido en cita obligada para expresiones culturales urbanas como el graffiti, breakdance o la batalla de gallos, en concursos que atrajeron a numerosos de aficionados.
Con un retorno estimado de 16 millones de euros, el festival supone el niño mimado de la hostelería local, donde no quedaron habitaciones libres y los locales de la zona rozaron el lleno.
