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La magia del circo continúa intacta

Una historia en el fondo del mar protagonizada por un payaso es la propuesta de Evolution Circo. La compañía creada en 2014 apuesta por un nuevo concepto de espectáculo.
photo_camera Una historia en el fondo del mar protagonizada por un payaso es la propuesta de Evolution Circo. La compañía creada en 2014 apuesta por un nuevo concepto de espectáculo.

El espectáculo "Oceánika"  que se puede ver hasta el 2 de abril en Vigo representa la evolución de un mundo en el que desaparecieron los animales de la pista pero que "ha sabido adaptarse a las nuevas circunstancias"

 Todo está a punto para comenzar una función más. La pista del circo Evolution ya está preparada para que malabaristas, payasos, equilibristas y contorsionistas recreen un mundo de fantasía e ilusión que tiene como protagonistas a los habitantes del fondo del mar. “El circo ha evolucionado mucho en los últimos años y se ha adaptado a lo que la gente pide”, explica Miquel Cadima, uno de los protagonistas de “Oceánika”, el espectáculo que representa esta compañía integrada por artistas portugueses y gallegos en la carpa instalada hasta el 2 de abril en la avenida de Castelao. Un programa para toda la familia que logra atraer todos los días a numerosos vigueses que aún creen en la magia de uno de los espectáculos más antiguos del mundo: el circo. 
Muchas cosas han cambiado en las pistas en las últimas décadas. La mayoría de las compañías que recorren toda le península ibérica ya no cuentan con números de animales y los espectáculos con una unidad temática se han transformado en las estrellas de las programaciones.  “Ha sido una evolución necesaria la que se ha vivido en el mundo del circo”, comenta Miquel mientras se prepara para saltar a la pista. “Poco a poco hemos incorporado nuevos adelantos técnicos que nos permiten abordar otro concepto de espectáculo. Hasta no hace mucho tiempo no se entendía un circo sin animales, y ahora cada vez hay menos”. 
Esta compañía se creó hace tres años en Portugal y desde entonces han apostado por creaciones propias en las que los juegos de luces y el sonido son protagonistas. En total son una veintena de personas que todos los días recrean la vida en el fondo del mar. “La idea surgió buscando una temática que nos gustase y que no hubiera sido muy utilizada”, dice este payaso intrépido que se mueve en medio de seres imaginarios sin perder nunca “la visión que puede tener un niño”. 
Vigo es una de las ciudades que visita de forma regular con su carpa con cerca de 500 plazas y gradas y pistas  elevadas, algo que les permite estar aislados del terreno en el que montan. Además, cuentan con otras dos carpas pequeñas que sirven de zona de recepción para el público y de taquillas. Con los camiones trailer en los que trasladan todo el material, viajan trece caravanas “en las que vivimos la mayor parte del tiempo. Son nuestra casa”, comenta Miquel, hijo de familia circense y acostumbrado a pasar la mayor parte del tiempo viajando, montando y desmontado. “Está claro que te tiene que gustar, pero las condiciones de ahora no son tan duras como hace tiempo, para empezar, ahora contamos con motores que ayudan a tensar la carpa y ya pasó a la historia el tiempo en el que todo se hacía a base de fuerza y mucho esfuerzo”. 
Pese a todo, montar en una ciudad les lleva más de dos días y viajar de un punto a otro, todo un planeamiento logístico para poder circular sin problemas. Algo de lo que ellos saben mucho pese a que este circo fue creado en 2014, ya que todos los años recorren con sus caravanas gran parte del vecino Portugal y de Galicia, convirtiéndose en un espectáculo que no conoce las fronteras. 

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