nnn Sergio Fernández (Marbella, 1973), más conocido por El Monaguillo, celebrará esta noche en Vigo sus veinte años sobre el escenario.
Comenzó en la radio como humorista, quedó finalista en el Club de la Comedia en 2001, pero su popularidad le llegó de mano de El Hormiguero, programa en el colabora actualmente. Hará un peculiar repaso a toda una vida de espectáculo, tal y como explicó para los lectores de Atlántico.
Hoy presenta “¿Solo lo veo yo?”, ¿es una recopilación de los mejores momentos o un show nuevo?
Son las dos cosas. Hago un resumen de estos 20 años, pero empiezo con una improvisación donde bajo a la platea para interactuar con el público, después llegan los monólogos. Intento generar un ambiente familiar, dándole importancia al público.
Es el show de esta temporada en La Latina, ¿cómo ha reaccionado el público hasta ahora?
Muy bien. Esa improvisación es muy atractiva para mí, me dispara la adrenalina y me provoca miedo porque cada noche es diferente. Creo que la gente que me va a verme me tiene cariño y viene dispuesta a entregarse al máximo. La interacción es tan fuerte que la gente acaba por quitarse el disfraz. En cuanto a mí, me entrego al máximo, ya que el público ha hecho el esfuerzo de pagar una entrada para verme.
Después de dos décadas ya puede hacer balance, ¿el éxito es como se imaginó?
Mi intención de niño no era ser famoso, solo quería ser artista, humorista, músico, actor...Cuando veía “Un, Dos, Tres” soñaba con ser Bigote Arrocet o Arévalo. Ahora que estoy en “El Hormiguero”, el equivalente del siglo XXI, he conseguido mi sueño. Ha sido una escalera que he subido progresivamente, disfrutando de cada momento y aprendiendo un oficio, que sigo perfeccionando.
Porque a veces hasta el humor ofende como le pasó hace unos meses con unos feriantes.
Fue una confusión. Hice una parodia de las ferias de mi pueblo hace 40 años, donde la bruja del tren iba en chándal y Mickey daba miedo. No me metía con las actuales. Yo soy incapaz de hacer humor con temas serios, pero también es necesario ese tipo de sátira, como la de Monty Python. Yo procuro no ofender a nadie.
¿Qué le inspira en sus monólogos?
Mi humor es muy blanco. En este espectáculo hasta he sacrificado los textos más ‘guarretes’ para llegar a todos los públicos. Hablo de convivencia, de nostalgia...
¿Tiene plan para disfrutar de Vigo?
Espero que me lleven a cenar marisco, que me vuelve loco y me daré un paseíto por la ciudad. Quiero ir a un par de tiendas de juegos de mes. Poco más porque actuó después en Coruña. La vida del artista no deja mucho tiempo para el ocio, tan solo algún selfie de postureo y nada más.
