MONCHO BORRAJO Cómico que actúa esta noche en el Auditorio de Beiramar

“De La juventud de Vigo que salió con cubos a apagar el fuego nunca se habla; yo les hago un homenaje”

Moncho Borrajo vuelve a Vigo con “Cosas Mías II”.
photo_camera Moncho Borrajo vuelve a Vigo con “Cosas Mías II”.

nnn  Moncho Borrajo (Baños de Molgas, 1949) actúa en Vigo con una nueva propuesta “Cosas Mías II”. La representará esta noche, a las 20.30 horas, en el Auditorio de Beirmar. Pese a anunciar varias veces su marcha de los escenarios, Borrajo, quien se reivindica “maricón políticamente incorrecto”, se reencontrará con su público portando una maleta llena de humor y espectáculo del que hizo un adelanto para los lectores de Atlántico.  

Llega con la segunda parte de “Cosas mías” y dice que no es ni una antología, ni un refrito. ¿Qué es entonces?
Preparé algo distinto que hago para aforos pequeños, adaptándolo a espacios como el Auditorio. Comienzo con la cantiga “Tiempos mejores, tiempos peores” poniéndole fragmentos de otras vidas en el texto. Habrá monólogos como el de los adosados o los baños turcos; imitaciones y también improvisaré canciones con palabras que me diga el público. Iba a acabar con un cuento, pero lo cambié por un homenaje a los árboles. Es un texto muy bonito donde explica que el árbol es la caja del muerto, la cuna del bebé, la taza para beber o silla para sentarse y no entiende por qué se le prende fuego. Este texto es un reconocimiento a toda la juventud de Vigo que salió con cubos a apagar el fuego.

¿Cómo vivió ese domingo de los incendios en Vigo?
Nunca pensé que pudiera pasar algo así. Yo estaba en Tenerife y las noticias que llegaban eran increíbles, que ardía O Castro y Samil. ¿Pero nos habíamos vuelto locos? Me emocionó el movimiento ciudadano, en su mayoría jóvenes, para defender la ciudad. Como se dice: “un árbol que cae hace más ruido que un bosque que crece”. Yo les hago un homenaje a esta juventud que tanto vale y de la que nunca se habla. Puede que también añada al show una conversación con Puigdemont, que me lo imagino gallego.

Una vez más presenta una combinación de géneros en un mismo espectáculo.
Es mi característica. Me formé en la canción protesta en Valencia y luego pasé por el cabaret. En esta ocasión no me cambio mucho de chaqueta, pero como siempre, la escenografía es muy vistosa. Ahora, al mundo de los monólogos les falta algo de espectáculo, se quedan pobres. Surgió en Estados Unidos como un calentamiento para la actuación principal. Yo soy más de la tradición mediterránea o cubana.

Una vez más esta noche el público será fundamental en su show.
Fundamental. De mi repertorio, el 70% está preparado y el 30% es improvisación con la ayuda del público. Hay los que se ponen delante, esperando que me meta con ellos, y los que se sientan detrás, porque quieren que los deje tranquilos. Lo cierto es que  tengo y, siempre tuve, muy buena conexión con las mujeres. Ellas son siempre las que compran libros y van al teatro. Además nunca vienen solas, o entran con un grupo de amigas o con los maridos, que están hasta las narices de ir a ver a ese “maricón”. Pero yo acepto que me llamen así, porque hay que ser muy hombre para ser “maricón”. Conseguí que esa palabra dejase de considerarse un insulto.
Los insultos es algo habitual en las redes sociales, donde es muy activo. ¿Cómo lo lleva?
En mi muro todo el mundo puede opinar, pero las discrepancias tiene que estar justificadas, no vale el insultar. A mí me llamaron facha por manifestar que Pablo Iglesias no me gusta. Llegaron a manipular mis palabras. En realidad creo que no saben el significado de ‘facha’, yo que corrí delante de los grises y me concentré contra el franquismo. Es como la que me llamó homófobo por un chiste que hice en “Luar”, ¡homófobo a mí! Entre Facebook y Twitter debo de rondar los 50.000 seguidores y solo tuve que quitar a quince personas por insultar. Por otra parte las redes también son muy positivas. Estuve unos meses mal y me dieron mucho apoyo.

Además escribe un blog. ¿Qué temas trata?
Tengo 68 años y debo andar con los tiempos. Es mi obligación. Escribo en el petirrojo, que puede ser el “paporrubio galego” o el Robin inglés. Soy políticamente incorrecto. Ahora parece que hay que andar con cuidado con lo que se dice; nos autocensuramos. No puede ser, hay que diferenciar lo que es humor y lo que es un insulto.n

Te puede interesar