JUAN BELLAS Jefe de Programa de Contaminación marina del IEO

“La industria aceptó eliminar microplásticos de los productos de consumo, es un avance”

Juan Bellas en su laboratorio del Centro Oceanográfico.
photo_camera Juan Bellas en su laboratorio del Centro Oceanográfico.

Hace unas décadas no había plásticos en los hogares. Hoy están en todas partes y se han convertido en un problema estructural importante a nivel mundial. Es un material útil, barato y se produce en cantidades enormes (es más económico producirlo que reciclarlo). Han llegado a los océanos y la ciencia estudia sus consecuencias.

 ¿Qué son los microplásticos y cómo llegan al mar?
Son partículas menores de 5 milímetros. Llegan por medios terrestres por dos vías. Una vía es lo que conocemos como microplásticos primarios, que son los que se fabrican con ese tamaño para ser utilizados en diferentes aplicaciones como pastas de dientes, cosméticos o incluso en productos farmacéuticos. Como las estaciones depuradoras de aguas residuales no están  diseñadas para eliminar microplásticos al final acaban en grandes cantidades en el mar. En los últimos años hubo un acuerdo a nivel europeo para eliminar los microplásticos de estos productos de consumo para proteger el mar y hay países que han iniciado ese proceso como Estados Unidos en la anterior legislatura con un proyecto de ley (no sé si saldrá con el cambio de Gobierno), también en Gran Bretaña y en otros países, lo cual demuestra la concienciación que hay sobre el problema.

¿Y cuáles son los microplásticos secundarios?
Son plásticos de pequeño tamaño, partículas de menos de 5 milímetros, que se producen por degradación en el medio de ítems de mayor tamaño, como botellas o bolsas, que en el mar se van fragmentando en partículas más pequeñas hasta convertirse en microplásticos por la acción del oleaje, la radiación ultravioleta, la temperatura.

Si parte del problema depende de que la industria fabrique de otra forma, ¿no tardará mucho en llegar la solución?
Sí, pero la buena noticia, y sorprendente al menos para mí, es que la industria del plástico se ha mostrado favorable en este acuerdo a nivel europeo. Era una propuesta de regulación y la industria aparentemente la ha aceptado. Ahora hay que poner en marcha la maquinaria para que se haga efectivo.

¿En España tenemos esta normativa para eliminar microplásticos de estos productos?
No, pero hay normativas ambientales. En este momento está vigente una directiva marco europea sobre la estrategia marina que entró en vigor en 2008 y el IEO es el organismo encargado de implementar la parte científica. Esta directiva exige a los países miembros de la UE que alcancen el buen estado ambiental de sus mares en el año 2020 y en el apartado que tiene que ver con basuras marinas se contemplan los posibles efectos de los microplásticos, con lo cual se puede reducir su presencia.

¿Cuándo empezó la preocupación por este asunto?
En los últimos años es un tema caliente, pero ya hubo estudios pioneros en los años 70 en campañas oceanográficas de largo alcance multidisciplinares que entre otras cosas medían la presencia de microplásticos en el ambiente. A principios de 2000 empieza de nuevo el interés por esto en las costas del Mar del Norte y en las costas británicas con varios estudios que avisaron de que en zonas profundas del océano, en sedimentos, se estaban detectando niveles de plásticos y que podían ser incorporados por organismos marinos.

¿Qué pasa si no hacemos nada? ¿Qué pasó después?
En los últimos cinco años se dio el gran salto. Empezaron a surgir diferentes inciativas científicas a nivel nacional e internacional para estudiar esta problemática. Los estudios a nivel marino consistían en describir los niveles ambientales de los microplásticos y el IEO contribuyó a esto. El año pasado publicamos un artículo sobre la presencia de los microplásticos en los estómagos de distintas especies de peces comerciales en toda la costa de la Península Ibérica,  en el Atlántico, el Cantábrico y el Mediterráneo. El resultado fue que el 12% de los peces estudiados contenían algún microplástico en su estómago. Ahora los estudios van más allá, se trata de investigar los efectos en la biota. El Instituto Español de Oceanografía está involucrado en dos consorcios europeos, el Ephemare que lidera el profesor de la Universidad de Vigo Ricardo Beiras y trata de determinar los efectos de los microplásticos en organismos marinos, y otro es el proyecto Baseman, más envaminado a determinar niveles ambientales. 

¿Qué podemos hacer los ciudadanos por nuestra parte?
Podemos hacer un uso responsable de los plásticos, reutilizar y reciclar, y tener conciencia para pedir medidas de gestión a los políticos.
 

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