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El índice de viguesas asesinas se reduce a tres en 20 años

Rosa Alexandra, asesinó a un joven de Coia.
photo_camera Rosa Alexandra, asesinó a un joven de Coia.

Los episodios graves a hijos por parte de las parejas de sus progenitores, por abusos y maltrato

 El número de crímenes violentos atribuidos a mujeres en Vigo es casi  anecdótico. A las fuerzas de Seguridad les cuesta recordar episodios similares al registrado en la localidad almeriense de Níjar con  el pequeño Gabriel. El índice se sitúa en sólo tres viguesas condenadas por asesinato en los últimos veinte años y una cuarta por homicidio. Las víctimas, tres hijos menores, un novio y un joven al que la asesina conoció esa misma noche en un pub.
Hay que remontarse a 1998 cuando la viguesa Nieves Domínguez, condenada a 22 años de prisión,  asfixió a su hijo de 3 años en Figueres (Girona), localidad a la que se había mudado hacía dos meses y confesó que en Vigo había matado a su bebé de ocho meses.
Rosa Alexandra Dasilva, de 37 años, mató de 20 puñaladas a un joven en Coia, al que había conocido la misma noche del asesinato en un pub nocturno. Después de matarlo, pasó horas en el domicilio, que registró a fondo para llevarse  todos los objetos de valor. Fue en agosto de 2008.
La viguesa Arantxa Amoedo tenía 26 años cuando asestó un cuchillada en el corazón de su novio. Fue en la casa que compartían en Arinaga (Gran Canaria) en el verano de 2013. Tras acabar con la vida de su pareja, envolvió el cadáver en plásticos y lo escondió durante tres semanas en el garaje de la casa donde siguió viviendo y manteniendo encuentros con otras personas hasta confesar el crimen. Fue condenada a 16 años de cárcel.
No fue un crimen sangriento el de Felisa Bienzobas pero sí un homicidio. Dejó morir a su hijo de dos años de hambre en Ponteareas. Fue condenada a 17 años de prisión, una pena en la que también se le incluye la tentativa de homicidio de su otra hija, hallada con graves síntomas de desnutrición.
Si el índice de mujeres condenadas por asesinato es muy pequeño, la estadística crece en el caso de menores víctimas por parte de las parejas de sus progenitores. En Vigo, la mayor parte de episodios graves se deben a abusos sexuales y malos tratos ejercidos por el novio o padrastro, registrándose  una víctima mortal, Iván de dos años que murió por los golpes propinados por el compañero sentimental de su madre hace 18 años.
 

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