Transcurrieron cuatro horas entre el hundimiento del muelle y el final de la operación de rescate que provocaron escenas que la ciudad no olvidará
El cierre de O Marisquiño XVIII permanecerá en la memoria colectiva a través de las imágenes que resumen lo que podía haberse convertido en una tragedia. Apenas pasaba de la medianoche cuando saltó la noticia, el muelle cedió durante el concierto de despedida del festival y el suelo se abrió. Invadieron entonces las redes sociales y las ediciones digitales fotografías de una pasarela de madera hundida por el centro, con personas colándose por la franja. Los vídeos de las propias víctimas se reprodujeron una y otra vez.
Al poco tiempo, en menos de 30 minutos, comenzaron a aparecer instantáneas y secuencias con la llegada de los operativos de emergencia. Las ambulancias, los bomberos y los agentes de Policía protagonizaron en ese momento las pantallas.
En el entorno del accidente se montó todo un hospital de campaña, por donde se distribuyeron los heridos, según la gravedad. Las camillas y las consultas se repitieron desde distintos enfoques.
No tardaron en llegar al punto cero los representantes políticos, encabezados por el alcalde Abel Caballero y por el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique López-Veiga, ambas administraciones implicadas, así como el delegado de la Xunta, Ignacio López-Chaves. La información oficial se transmitió en tiempo real.