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“Un hospital que tiene alumnos es un hospital vivo, es muy estimulante”

El jefe de Psiquiatría y docente, José Manuel Olivares.
photo_camera El jefe de Psiquiatría y docente, José Manuel Olivares.

El jefe de Psiquiatría del área sanitaria de Vigo, José Manuel Olivares, es uno de los nueve profesores de la Facultad de Medicina  que tiene por ahora el Complejo Hospitalario Vigués. Vigo aspira a tener más. Para el resto de docentes han conseguido el reconocimiento de profesor colaborador desde que se descentralizó la docencia del último curso de Medicina. Si le preguntan si la docencia es una carga o un aliciente, Olivares responde que “las dos cosas: por un lado somos un servicio muy justo de personal y con mucho trabajo porque los problemas de salud mental van en aumento (entre niños y adolescentes y también por el envejecimiento de la población) y todo lo que haya que hacer a mayores es una carga, pero con la docencia sucede una cosa interesante. Estimula tener gente joven que te hace preguntas con mucho sentido, con una visión totalmente neutra de las cosas, que te fuerza a repensar las cosas, a darles el material que piden. Un hospital con alumnos es un hospital vivo”.
Psiquiatría está precisamente entre los tres servicios mejor valorados por los alumnos, según las encuestas de satisfacción realizadas el año pasado. En Psiquiatría ofrecen a los alumnos una introducción teórica de refresco y les explican su funcionamiento para después repartirlos por hospitalización, centros de salud, hospital de día, rehabilitación, etcétera. Cada alumno tiene a un psiquiatra asignado y trabaja con él toda la jornada. “Tratamos de adaptarnos a los gustos e intereses de cada uno, por ejemplo si alguien quiere dedicarse a la psiquiatría infantil o a la psicogeriatría lo tenemos en cuenta”. Pasan tres semanas en cada servicio. Los profesores registran en un cuestionario si los alumnos han cumplido los horarios, si se integraron en el equipo, cuál fue su interés y motivación, su responsabilidad, actitud hacia el paciente, si elaboró alguna historia clínica sobre un paciente que haya visto, exploraciones físicas, interpretación de pruebas complementarias, si es capaz de hacer un juicio clínico, un diagnóstico, entre otros parámetros. El resultado es apto o no apto. El resto de la nota se consigue en un examen que hacen al final de curso en Santiago. Acuden todos los profesores y los alumnos van pasando por los distintos despachos “como si fuera un tren” y en cada una de las “paradas” que realizan les plantean un caso de Psiquiaría, de Cardiología y del resto de especialidades.
Preguntado por la estructura de la carrera de Medicina, que concentra en el último año la docencia clínica en los hospitales, Olivares opina que lo ideal sería que las asignaturas clínicas se hiciesen en los hospitales no solo en el último año de la carrera sino también en los dos o tres años de preclínica como se hace en otras comunidades. Alumnos de Medicina que cursan su sexto año en el área de Vigo expresaron una opinión en esta misma línea: “en el futuro la carrera debería contar con una práctica clínica más temprana porque se aprende más en el día a día, con los pacientes reales”. 
 

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