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Un grupo especializado planeó el robo de la saca de un furgón

El hombre que intentó robar en un furgón
photo_camera Jorge Luis V., ayer a su salida de los juzgados.

El detenido, que quedó en libertad pero investigado, se habría desplazado a Vigo para actuar

 El misterio sobre el  intento de robo de una saca de un furgón blindado en una entidad bancaria del centro de Vigo comienza a aclararse después de que el detenido pasara ayer a disposición judicial. El hombre, que iba indocumentado en el momento de su arresto, se identificó ante la Policía como Jorge Luis V., un ciudadano cubano de Guantánamo , con domicilio en Madrid, y de 30 años de edad, una identidad que no ha podido ser confirmada al no constar en la base de datos policial y tampoco tener registro en España.

Lo que sí  ha podido saber este periódico es que no era un  ladrón oportunista sino que su frustrado golpe había sido planificado. De hecho, el detenido está vinculado a un grupo especializado de ladrones al descuido, “descuideros” profesionales que actúan por todo el territorio nacional. Es más, sería una de las nuevas incorporaciones a esta plantilla de delincuentes que va renovando a sus miembros cuando comienzan a estar fichados policialmente. Precisamente, el hecho de ir indocumentado forma parte del “modus operandi” del grupo, formado ciudadanos sudamericanos: venezolanos, cubanos, colombianos y mexicanos.


El martes a las 11,00 de la mañana, Jorge Luis V., se encontraba en la sucursal bancaria de ING. No era una visita casual. Todo apunta a que estaba esperando la llegada  del furgón blindado de Prosegur con el dinero para recargar el cajero . Conocía esa información por vigilancias previas y acudió supuestamente en compañía ya que el grupo nunca actúa solo, requiere de otros compinches para dar cobertura al golpe.
 Cuando el furgón aparcó junto a la oficina, entre Colón y Marqués de Valladares, un vigilante se quedó fuera en el vehículo y otros dos entraron en la sucursal. Entregaron a los responsables de la entidad una saca con seis cajas en su interior y se dispusieron a firmar. Fue en ese momento, cuando el  ladrón aprovechó para meter la mano y coger una de las cajas que guardó en una mochila. Tuvo mala suerte. El vigilante que se encontraba  fuera custodiando el furgón le vio y de inmediato hizo saltar la alarma que hay en el propio vehículo mientras alertaba  a sus compañeros. El sospechoso entonces se desplazó hacia el cajero interior de la oficina, donde trató de disimular sin suerte. La rápida llegada de una unidad policial que estaba a escasos metros le interceptó en dicho lugar. Los agentes entraron con sus armas desenfundadas, pero no hizo falta utilizar la violencia. El ladrón ya había soltado la caja y no opuso ningún tipo de resistencia.
 Los “descuideros” conocen la ley a la perfección. Saben lo que tienen que hacer en caso de ser descubiertos. Al no hacer uso de la fuerza sólo pueden ser acusados de un delito de hurto, y al dejar el botín, de hurto intentado, con lo que la pena es mínima y sin antecedentes eludirán la cárcel.
El relato real de los hechos difiere con las primeras aportaciones ofrecidas, ya que ni echó a correr ni la saca estaba en el suelo, con lo que no hubo fallos en el protocolo de los vigilantes de seguridad. En cuanto al botín, éste se ha convertido en incógnita. En la saca había una cantidad total cercana a los 250.000 euros, pero dividido en seis cajas. Dos de ellas, vacías, como medida de seguridad frente a posibles robos; otras dos con algo más de  112.000 euros, una tercera con 13.000 y una cuarta con 4.700. La Policía no ha aportado en su atestado cuál de dichas cajas fue sustraída por el detenido. De haberse quedado con la vacía, el delito que se le atribuye podría quedarse en un delite leve (falta) de intento de hurto.
Tras ser detenido, fue trasladado a Comisaría. Allí se negó a prestar declaración y tras dar evasivas facilitó una identidad con la que ha sido fichado. Al no constar permiso de residencia en el país, la Policía abrió un expediente para su expulsión durante un periodo de cinco años. 
A media mañana de ayer, Jorge Luis V. era trasladado desde las dependencias de López Mora a disposición del Juzgado de Instrucción 5, en funciones de guardia. Allí también se acogió a su derecho a no declarar y quedó en libertad pero investigado, con comparecencias quincenales en los juzgados, algo que podrá hacer en cualquier lugar del país. La investigación continúa abierta para intentar localizar a la posible compinche, una mujer que aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad y que abandonó la oficina antes del arresto.n

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