Varios siniestros de grandes proporciones han afectado a las instalaciones de una zona que padece el abandono y la ruina
Los incendios han sido una constante en los últimos años en las naves de la zona de Beiramar. Una maldición que comenzó hace cuatro años cuando el fuego calcinó a la nave de Frigoríficos Berbés, en aquellos momentos aún en funcionamiento. Un siniestro que pareció condenar a la empresa, que a partir de aquel momento entraba en concurso de acreedores. Esta misma nave volvía a ser pasto de las llamas dos años después. En aquella ocasión en su interior hacía tiempo que no había ninguna actividad, salvo la de aquellos que entraban para robar algún material o para buscar un cobijo para pasar la noche.
El fuego fue voraz e implacable con la vieja nave, cuyo interior quedó completamente consumido por las llamas. En aquella ocasión, el 31 de julio de 2013, las llamas comenzaron sobre las dos de la tarde y afectaron la estructura del edificio, provocando desprendimientos de la fachada que a punto estuvieron de impactar sobre los bomberos que trabajaron infatigables durante todo la jornada combatiendo el incendio y refrescando lo que quedó del edificio.
Un año después, en mayo del año pasado, el fuego regresó a la vieja nave de Frigoríficos del Berbés. En esta ocasión fueron dos focos, lo que hizo sospechar desde un prime momento la intencionalidad ya que, además, pese a que había sido vallada después del siniestro anterior, los bomberos encontraron varios puntos por los que era notoria la entrada y salida de desconocidos que accedían a la nave para robar o pernoctar. Además de este incendio, otros edificio de la calle Jacinto Benavente fueron escenario de focos provocados por los sin techo, como sucedió en la situada frente al Auditorio. n
