DEVOCIÓN EN VIGO

Fieles con velas invadieron el Casco Vello entre turistas

Desde la víspera el flujo de fieles fue continuo. Los que no entraron en Concatedral siguieron desde el atrio
photo_camera Desde la víspera el flujo de fieles fue continuo. Los que no entraron en Concatedral siguieron desde el atrio

La misa solemne y el continuo flujo de devotos dejaron constancia de la festividad desde primera hora de la mañana

El ir y venir en la Concatedral fue constante a lo largo de toda la mañana. Por O Berbés, Montero Ríos, Policarpo Sanz o Porta do Sol, el paso de fieles portando velas encendidas no cesaba, despertando la curiosidad de los turistas que visitaban el Casco Vello.
La afluencia en los oficios religiosos también destacó, sobre todo en la misa solemne, donde más de un centenar de devotos tuvieron que seguirla desde la pantalla gigante del atrio, pues no se entraba en el templo. Oficiada por el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro y por el predicador invitado, monseñor Rodríguez Carballo, arzobispo de Belcastro, estuvo cantada por el coro Gli Appasionati y que contó con la presencia de las autoridades.

La misa solemne se ofició por la mañana con el Cristo presente, ya sobre la carroza.

La misa solemne se ofició por la mañana con el Cristo presente, ya sobre la carroza.


Durante todo el día se hicieron entrega de cirios y exvotos en ofrenda al Cristo, que se amontaron en la entrada del templo, bajo el tímpano recién restaurado. Ya en el interior, se cumplió con la tradición de pasar el pañuelo por el medallón del Cristo y de la Cofradía de la carroza.

“Es el primer año que la hacemos por la mañana para evitar la aglomeración”

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 La familia Alonso, de Vigo, son habituales del Cristo de la Victoria, al que le piden salud y suerte. “Venimos todos los años a la procesión de la tarde, pero este es el primer año que la hacemos por la mañana, un poco para evitar la aglomeración de siempre, pero también por miedo al calor”.

“Mi madre ya me traía de pequeña, la hice descalza por una promesa”

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Al mediodía, Ánxela Ferreira llegó a la Concatedral empujando el carrito con su hijo Lian: “Mi madre ya me traía al Cristo cuando era pequeña y ahora hago yo lo mismo con mi niño; vengo todos los años, pero esta vez hice la procesión descalza por una promesa”.

“Al Cristo le pido que mi bisabuela Esperanza dure mucho con nosotros”

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 Los Alonso realizaron la procesión juntos, tres generaciones que respondieron así a la devoción de los abuelos, aunque en sus ruegos está presente toda la familia: “Al Cristo le pide que mi bisabuela Esperanza dure mucho con nosotros”. Prefirieron hacerla por la mañana porque no se atreven con el calor de la tarde.

“Llevamos doce años haciendo la procesión, sin faltar ninguno”

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La familia Álvarez se declara muy devota del Cristo de la Victoria. Muy emocionados, madre e hijo, llegaron a la Concatedral después de haber hecho el recorrido con la intención de acercarse a la imagen: “Llevamos doce años haciendo la procesión, sin faltar ninguno; nos gusta la mañana porque no hay tanta gente”.

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