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La familia aumenta en vacaciones con niños de Chernóbyl

De izq. a  drcha, Ángel y Lei Jing con Katza; Joana y Cristian con Arthur, y Ana y  Javier, con Cristina.
photo_camera De izq. a drcha, Ángel y Lei Jing con Katza; Joana y Cristian con Arthur, y Ana y Javier, con Cristina.

Tres hogares vigueses colaboran con Ledicia Cativa para ofrecer dos meses a menores rusos de zonas afectadas por radiación

nnn Los niños de Chernóbyl ya se han convertido en unos huéspedes habituales del verano gallego. A través de la ONG Ledicia Cativa, el pasado viernes se cumplió un mes desde que llegó la expedición rusa de este año con 67 menores y tres monitores al aeropuerto de Santiago. Katza, Arthur y Cristina emprendieron rumbo a Vigo, donde tres familias los acogen hasta finales de agosto.
Katza, de 14 años, ya es una veterana, ya que lleva siete años pasando las vacaciones con Ángel, Lúa y su hija Lei Jing. “Viene muy contenta, estamos en contacto todo el año por Sky y por WhatsApp; siempre está pendiente de escribir y cuando se acerca la fecha, aún más”, afirma Lúa, quien ya la considera parte de la familia: “Puede venir hasta los 18 años si quiere”. En este tiempo, Katza ha pasado de ser una niña a una adolescente: “Ahora está en una etapa diferente, pero se sigue sintiendo a gusto en Vigo”. 
Joana da Silva y Cristian Romero, de Samil, se incorporaron este año a las familias de acogida de Ledicia Cativa. Abrieron su casa a Arthur, un niño de 9 años, que viaja por primera vez. “Al principio teníamos un poco de miedo, pero es muy bueno y aprende el idioma muy rápido; está muy contento porque como mis padres le hablan en portugués, ya presume de conocer tres lenguas”, asegura Joana. Al no tener hijos, reconoce que las prioridades han cambiado completamente desde la llegada del niño: “Ahora primero es él y después nosotros; pero nos lo pone fácil, porque se adapta a todo muy bien”. Cada semana Arthur habla con sus padres a través de Sky, conexiones en las que también participan Joana y Cristian: “Lo cierto es que prefiero los mensajes escritos, es más fácil usar el traductor”.
Ana González y Javier López, de Bembrive, también son nuevos en este programa, aunque ya tienen experiencia con los niños saharauis. “Conocí esta organización a través de una compañera de trabajo y está resultado una experiencia muy bonita”, asegura Ana, que vio como su familia aumentaba con Cristina, una niña de 10 años. Habla casi todos los días con los suyos en Rusia, pero se adapta bien a la vida en Vigo: “Es muy tranquila y bien educada; nos sorprende cómo para ser la primera vez que sale de casa toma todo con mucha normalidad”. Cristina prefiere la piscina a la playa, aunque Ana y Javier procuran llevarla a tomar baños de mar: “Le vienen muy bien, son muy saludables; y también le gusta”.
Las familias que participan en el programa de Ledicia Cativa costean el billete de los niños y de los monitores (alrededor de 500 euros), así como su estancia. La ONG cuenta con la ayuda de alguna institución por lo que se reduce la aportación.
Todos los niños que pasan el verano en Galicia, proceden de las zona de Chernóbyl, afectada por el accidente nuclear de 1986 y sometido todavía a radioactividad. La OMS determinó que dos meses fuera de ese entorno aumentan dos años su esperanza de vida, pues se descontaminan de un 40% de radioactividad.n
 

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